2da vez

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Estaban en un tiroteo. Habían acudido a un robo de tiendas. Blake, Volkov y él estaban patrullando tranquilamente. Los dos primeros le insistieron a que les acompañara en el patrullaje, ya que le haría bien algo de aire luego de estar todo el día en la oficina.

Detrás del volante, Horacio se sentía vivo. Adoraba patrullar, encontrarse con diversa cantidad de gente en el camino, acudir a códigos de robos de vehículos, las persecuciones, robos a tiendas, negociar con cualquier tipo de persona... Eso era lo que adoraba de su trabajo, la acción. Y con su puesto de director, no podía disfrutar muchas veces de eso. Ser director consistia en papeleo, estar encerrado en su oficina y mucho drama. Más si Maia estaba presente.

Pero ese día, Volkov escuchó el suspiro cansador de Horacio cuando llegaron a la sede, para iniciar sus respectivos turnos de trabajo. Blake le habló al ruso para patrullar, ya que Parker estaba con Alanna y Jota no hacia patrullaje. Volkov le dijo que convencería a Horacio de unírseles.

"Sí, macho, estaría bueno. Siempre está en la oficina y le veo muy cansado." Le había dicho Blake. Volkov no era el único que veía ese cansancio en Horacio. Otros podían percibirlo también, desde Maia y el francotirador ese dando vueltas, las cosas se habían complicado. Mucho papeleo y muchos problemas. La mirada de Horacio aún tenía su brillo, pero más leve. Su sonrisa a veces era forzada. Su entusiasmo se había drenado y solo había espacio para el cansancio. A Volkov no le gustaba nada ese cambio en el chico. Siempre le vio como alguien radiante y lleno de vida. Odiaba ver que esa faceta del crestas se camuflaba detras del cansancio de su trabajo. Se habia puesto, implícitamente, como misión devolverle ese brillo que tanto le gustaba de Horacio.

Y Volkov sabia cuánto le gustaba patrullar a Horacio. Siempre le preguntaba por sus propios patrullajes, una vez en casa. Se reía con algunas anécdotas y con otras se entusiasmaba como si estuviera viendo una película de acción. Volkov incluso recordaba como con Horacio de alumno se entusiasmaba mucho con los robos a tiendas, los tiroteos y las negociaciones. Aún escucha en sueños su frase de "¡Soy un héroe!". En su día, no le gustaba, pues era un simple alumno y tildarse de dichas categorías podía generar una personalidad de avaricia y egocentrismo. Sin embargo, al conocer a Horacio, y a día actual, recordaba esa frase con calidez. Como un rayo de sol que le brindaba cobijo. Había aprendido a querer la frase y la anécdota. Pues Horacio no se convirtió en lo que él pensaba, lo que creía. Destruyó su lógica, convirtiéndose en un verdadero héroe, una magnífica persona. Por eso mismo, no dejaría que dicho héroe perdiera su brillo.

Habían cortado negociaciones. Blake y unos policías del sur hacían perímetro, buscando algún tirador en los edificios cercanos. Horacio y Volkov se mantuvieron detras del patrulla, en distintos puntos estratégicos para ver cada rincón posible de la licorería.

"Como en los viejos tiempos, eh." Dijo H con cariño y nostalgia, sin observar al ruso. Ante ese comentario, sonrió con suavidad.

"Sí, solntse. Como los viejos tiempos." Los disparos comenzaron antes de que Horacio pudiera reconocer la palabra.

Con Horacio y Volkov en frente, en primera línea, los atracadores no tenían oportunidad. El director del FBI con una puntería excepcional y un ex-comisario y ex-militar que siempre acertaba en sus tiros. Blake y los demás policías no habían encontrado indicios de tirador. Todo marchaba bien, o eso creían. Los policías estaban llevándose a los atracadores, cuando de repente Volkov vio por el rabillo de su ojo, movimiento en uno de los edificios anexos.

Un francotirador, un puntillo rojo se dejaba ver sobre la piel canela de Horacio. Volkov actuó rápidamente. "¡Solntse, abajo!" Gritó, con su acento ruso predominante. Se tiró encima de Horacio, pues el director se quedó algo petrificado al volver a escuchar el apodo. 'Ya no me lo estoy imaginando' pensó. En milésima de segundo, también entendió el mensaje, la orden del ruso.

Horacio bajó su cuerpo, Volkov aún así se tiró encima de él para protegerle. Luego del tiro golpease una ventana de un patrulla, Volkov se alzó y con su arma disparó al lugar donde vio al sujeto. Los policías también se pusieron a disparar a la zona. Blake corrió al edificio, a ver si alcanzaba al tirador.

Horacio quiso levantarse y tambien participar del tiroteo, pero Volkov le miró con determinación. "Tú te quedas abajo, te apuntaba directamente a ti." Y la forma en que lo dijo, dejó a Horacio un poco consternado. Primero el apodo, que juró haberlo escuchado antes, una vez en su oficina y antes del tiroteo... Y segundo, esa protección del ruso que pocas veces había visto antes.

Blake habló por radio a los pocos minutos. "Se marchó." Tras unos momentos, que se aseguraron de su ausencia, partieron del lugar. Los policías con los atracadores, que juraban que no tenían tirador. Y luego, los del FBI que iban hacia la sede.

Volkov odiaba admitir que su petición de que Horacio patrullara con ellos podría haberle costado la vida. El francotirador del que tanto hablaba Maia, que tenia como objetivo a los altos mandos del FBI, había intentado matar al director. A Horacio. Volkov no podía perdonarse por tal elección hecha. Sí, deseaba que H se despejara del papeleo y de la oficina suya en la sede, pero una parte de sí que no lo admitiría, quería patrullar con él. Como hacían previo a Maia y el francotirador. Su deseo, de estar con Horacio y patrullar, casi le condena. Casi lo pierde. Aunque el trabajo de oficina no fuera lo más emocionante para Horacio, era lo más seguro. Y ahora entendía a Maia, que le insistía en quedarse en la sede haciendo papeleo.

Solntse [Volkacio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora