Todos estamos unidos por la música, nos hace reír, nos hace llorar, nos evoca nostalgia y también nos une con el pasado o con otras personas, sin importar el contexto. En mi caso, lo que nos unía a Yekun y a mí era eso, más precisamente, black metal.
Pero antes de hablar de nosotros, déjame contarte cómo comenzó todo. Primero nuestros padres se mudaron de Noruega a California, y tiempo después una tormenta nació una fría noche de diciembre, un 25 de diciembre para ser precisos, esa tormenta se llamaba Yekun. Él era la viva imagen de mamá: cabello rubio demasiado claro, mamá solía decir que tenía los rayos del sol en su cabello, ojos verdes los cuales papá solía decir que tenía los bosques noruegos en su mirada, recuerdo que su piel blanca y mejillas sonrosadas me hacían creer que él siempre se encontraba avergonzado o ruborizado por algo, siempre lo molestaba por eso y él pellizcaba mis mejillas en respuesta.
Yo nací seis años después de él, lo que me convirtió en la hermana menor y la más consentida de la casa. Mi cabello es rubio, pero más oscuro que el de mi hermano, pero mis ojos eran toda una novedad en la familia: el término médico para mis ojos es heterocromía, ojos de diferentes colores. Mamá solía decir que tenía todo un paisaje en mis ojos, uno era un bosque y el otro celeste como el cielo. Pero en la escuela, mis compañeros no tenían el mismo punto de vista que mi familia, y eso me convirtió en un blanco perfecto para las burlas.
Yekun siempre venía a salvarme como un caballero de armadura brillante, todos le temían en la escuela y lo que más intimidaba de él era su estatura, más alta que el promedio. Él me esperaba afuera después de clases y yo corría llorando a sus brazos, no me decía nada, solo se dedicaba a peinar mi cabello en consuelo.
—Yo me encargo —decía siempre, no decía nada más que esas tres palabras. Al día siguiente, todo era paz con mis compañeros. Todos eramos muy felices, yo era muy feliz.
Yekun y yo teníamos una relación normal de hermanos, pasaron los años y un día cuando tenía 10 años, vino a mi habitación con CD que tenía un logo muy extraño.
—Lo compré esta mañana, escúchalo conmigo —dijo mientras ponía el CD en mi reproductor como si fuera suyo, apretó el botón de play y cerró la puerta de mi dormitorio, inmediatamente unos gritos junto a guitarras estridentes llenaron mi espacio, instintivamente tapé mis oídos con mis manos.
—No —dijo mientras agarraba mis manos y las quitaba de mis oídos—, tienes que escucharlo conmigo —habló con una sonrisa de oreja a oreja, se sentó en mi cama y simplemente agarró mis manos.
Ahí, en ese preciso momento, comenzó nuestro viaje en el black metal noruego.
—Esa música viene del lugar de donde vinieron nuestros padres, Beth. Son nuestras raíces, no hay que ignorarlas —repetía una y otra vez cuando le cuestionaba sobre esa música, Yekun escuchaba algunas bandas comerciales pero esa música de origen noruego era su predilecta. Ese género de música que a mí me disgustaba tanto nos hizo más unidos, él entraba a mi habitación como si fuera suya con esa música que no entendía y saltaba por todos lados, agitaba y movía los brazos como remolinos, reía a carcajadas e incluso a mí me hacía reír. Pasé de ser una espectadora de su locura a ser parte de ella, reíamos y saltabamos como locos e incluso moviendo los brazos como remolinos nos pegamos algún que otro puñetazo que dolieron mucho.
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Metal love
RomanceBeth no es una chica cualquiera, creció escuchando metal junto a su hermano mayor Yekun, pero un trágico accidente le arrebata la vida y por fuerza del destino ella sobrevive. El metal lo lleva en su sangre, es su forma de vida, el aire que respira...