» they don't know about us || camren

Capítulo 7

Lauren’s POV

Camila y yo habíamos caído rendidas en la cama, y como tenía su bolsa en el coche del novio de Normani, decidí dejarle una camiseta del equipo para que durmiese con ella. Y claro está, lo hizo sin pantalones. Creo que jamás me había sentido tan feliz, con ese cosquilleo que me recorría el cuerpo cada vez que veía a Camila. Sus piernas eran largas pero no excesivamente finas, eran ideales. La camiseta de color azul caía suavemente hasta topar con su trasero, que sin pantalón era aún más ¿grande? ¿apetecible? Quizás.

Yo ya estaba en la cama, observando cómo la morena se cambiaba frente a mí. Deslizó la mano bajo su camiseta y se quitó el sujetador con habilidad, dejándolo en la silla del tocador y girándose para meterse en la cama.

-Dije que no me acostaría contigo pero viéndote ahora.. –Susurré sin apartar la mirada de la morena, que se acomodaba a mi lado en la cama bajo el edredón.

-Lauren.. –Me dio con el codo y reí suavemente con ella, quedándome mirándola un momento. Puse una mano en su mejilla para darle un beso lento y cálido, notando como una de sus piernas buscaba las mías y se enlazaban entre ellas.

El tacto de su piel era tan suave y aterciopelado que no paré de mover mi pierna lentamente contra la de Camila en suaves caricias, sin romper aquél beso en el que mis labios atrapaban los suyos una y otra vez, succionando el inferior al separarme.

-Buenas noches. –Susurré besando su frente por último, abrazándome a ella para apoyar la cabeza en su pecho. Camila me rodeó con un brazo y con la mano libre me acariciaba el pelo.

-Hasta mañana, Lolo. –Sonreí por eso último y sentí el cuerpo de Camila estirarse para apagar la luz de la lamparita.

*    *     *

Sentí algo en la cara y apreté los ojos, eran los labios de Camila besándome las mejillas pero por las mañanas no tenía humor para nadie.

-No.. No.. –Musité apretando los ojos, y la melódica risa de Camila sonó por detrás.

-Arriba, cielo. –Me acarició la mejilla suavemente y besó mi mejilla. –Vamos a comer, estamos todas abajo. Te he cogido una sudadera, si no te importa. –Abrí los ojos tímidamente y vi a Camila de rodillas en la cama con una sudadera gris con letras azules en medio y el pelo suelto, ondulado cayendo por sus hombros. Sonrió y se inclinó para besar mis labios suavemente, para separarse segundos después. –Te veo abajo.

Y salió por la puerta para que yo pudiese vestirme. ¿Cómo podía ser tan adorable y tenerme así recién levantada?

Giré la cabeza y lo primero que vi fue el muelle y la montaña nevada detrás, y todo húmedo tras la lluvia caída aquella tarde. Era realmente precioso, y daba gracias a que los padres de Keana nos dejasen su casa para fiestas y cosas por el estilo.

Me puse unos jeans rotos color negro, la chaqueta de cuero, unas vans negras y un beanie del mismo color. No estaba tan mal si me miraban desde lejos, porque no me había maquillado y estaba absolutamente horrible, pero me daba igual.

Bajé lo más rápido que pude las escaleras y, como había dicho Camila, allí estaban todas en el salón con sus novios, Keana y Vero, y Camila de espaldas. Me acerqué hasta ellas y me quedé tras Camila, que echaba la cabeza hacia atrás para mirarme y yo le saqué la lengua con una sonrisa.

-¿Dónde vamos? –Pregunté apoyando mi barbilla en la cabeza de Camila, alzando las cejas.

-A una cafetería aquí cerca. –Dijo Keana, que abría la puerta. Cogimos los paraguas ya que el cielo estaba encapotado con un tono gris y salimos a la calle. Habría como unos cinco grados de temperatura, así que mi brazo rodeó los hombros de Camila, quien se abrazó a mi cintura.