Capitulo 11

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La hondonada

Después de un rato de descanso el que parecía, el superior de todos los hombres nos ordeno que continuáramos andando hasta que llegamos a Gehenna como ellos la llamaban. El ambiente olía a azufre y la tierra parecía muerta. 

Delante de nosotros habían puesto mesas improvisadas de madera se notaba que las tenían guardadas ya que, estaban con moho y raídas. 

Entonces el superior, dando dos toques en el suelo con su bastón ese mismo que llevaban todos estos hombre de uniforme pero este a diferencia de los otros era dorado y su uniforme era negro y dorado. Mientras que los uniformes de los demás eran solo negros con líneas verdes y sus bastones eran totalmente negro. Marcaba claramente quien era el líder.

-Princesitas estáis aquí porque habéis incumplido la ley de esta gran nación por ello pagareis muchos años de castigo, sirviendo desde aquí a vuestro pueblo. Os advierto que si intentáis escapar solo nos haréis un favor, no tendremos que darle de comer a nuestras preciosas criaturas.

Todos sus hombre estallaron en risa, el líder era un hombre corpulento, con una sonrisa podrida, su mirada estaba vacía, tenia la mirada de un depredador acechando cual seria su primera presa.

-Venga mover esos malditos culos -Dijo uno de sus hombres 

Los hombres movían sus batones golpeando el suelo para que nos diéramos prisa y nos agrupaban en grupos de cinco en cada fila pude contar unas veinte personas, todos presentaban moratones en la cara o brazos, ropa desgatada, cicatrices. Se podía palpar el miedo en el ambiente, la esperaba era agotadora hasta que por fin toco mi turno.

-Que pase el siguiente- dijo un hombre de prominente barriga

Reconocí a la chica que tenía delante de mí, la misma que había suplicado un poco de agua. Esta dio un paso hacia delante le temblaba todo. Nuestro captor cambio la cara mirándola con una mirada lasciva, un escalofrió me recorrió por todo el cuerpo.

Pude ver desde atrás como al lado de este había otro como el, este era alto, con cara de pocos amigos y una cicatriz que le recorría toda la cara. 

Los dos empezaron a reírse, tocando a la chica de manera lujuriosa, ella no paraba de llorar, pero no le importaba sus suplicas. Una rabia me recorrió todo el cuerpo sin pensarlo me interpuse entre la chica y ellos.

-Quítate del medio, paria -me dijeron sacando la porra.

-Dejad a la chica -mi voz sonaba más como una súplica que una orden.

-Está visto que no te enteras donde estas, no estas en posición de pedir nada idiota.

El hombre corpulento se rio fuertemente.

-No me voy a quitar -sentencie con la mirada fija en él.

Al mirar a la chica vi en sus ojos como me daba las gracias, pero su rostro cambio de expresión abriendo mucho los ojos.

Sentí un golpe fuerte en la cabeza, a partir de ahí todo se volvió negro.

Cuando me desperté estaba en un sitio oscuro, olía a podrido no pude evitar vomitar del nauseabundo olor que no me dejaba casi respirar. Intente moverme por aquella celda pero no era capaz de orientarme, todavía me dolía la cabeza.  En ese momento recordé a la chica asusta mientras esos guardias la tocaban ¿ Le habrán hecho algo?  

Deje escapar un alarido de frustración.  

Me levante con cuidado apoyándome en las paredes dado que esto era un habitáculo diminuto, tocando con tiento las paredes llegue hasta unos barrotes pero ahí no había nadie. Todo a mí alrededor era oscuridad no conseguía alcanzar a ver nada.

Entonces un sonido llego a mis oídos, en pocos segundos delante de mí había un muchacho no podía ver mas entre las sombras.

-Haz tenido mucha suerte  -Me dijo soltando una bandeja de comida y agua delante mía.

-¿Estar encerrado aquí te parece suerte?- le dije con rabia.

-Después de enfrentarte a los altos cargos podrías estar muerto- Me dijo en un susurro.

Paso la comida a través de un rendija que estaba en la puerta.

-Come rápido, se supone que no debería estar en este lugar y mucho menos dándote comida. 

¿Por qué debería creerte? lo mismo le has echado algo a la comida o al agua - le dije en un tono desafiante.

- Créeme el enemigo no soy yo. 

Con esa simple frase se giro y espero que comiera. Cuando acabe se llevo la bandeja y se marcho sin decir una palabra más.


Tierra inhóspitaWhere stories live. Discover now