IV. Bienvenidos a Florida.

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Kira Yoshikage estaba acorralado, ya no tenía otra escapatoria. Josuke y sus amigos lo estaban rodeando. Un camión de bomberos llegó a la zona, pues una casa estaba ardiendo en llamas gracias a un enfrentamiento entre Josuke y Kira.

¿Será este el fin de Kira Yoshikage?

El asesino tomó a una médica de rehén para utilizar su tercera bomba, Bites The Dust.

—¡No dejes que pulse el botón! —le gritó Josuke a Jotaro, mientras este último corría hacia Kira.

—¡No! ¡Ya es muy tarde, lo pulsare ahora! —exclamó Kira, pero de pronto su mano cayó al suelo gracias al stand de Koichi.

—¡Act. 3! ¡Three Freeze! —exclamó Echoes—. ¡Estás dentro de mi rango, S-H-I-T!

Usando su mano derecha, Kira comenzó a levantar su mano izquierda del suelo.

—¡Malditos, hijos de...!

—¡Star Platinum, The World! —gritó Jotaro, ordenando que el tiempo se detuviera.

Y así fue, el tiempo fue detenido con éxito y Jotaro tenía en frente a aquel asesino que estaban persiguiendo desde hacía rato.

Rápidamente destrozó la mano de Kira de un puñetazo con su stand, para luego desplegar una ráfaga de golpes.

—Es extraño, se siente como si ya lo hubiera hecho antes —pensó antes de salir del tiempo detenido.

Luego de aquella táctica desplegada por Jotaro, Kira procedió a retorcerse del dolor, pero prontamente fue atropellado por una ambulancia que iba marcha atrás.

Finalmente, Kira había muerto y un montón de almas podrían finalmente descansar en paz.

(...)

Ha pasado un tiempo desde la llegada de Tohru a este mundo. En ese tiempo logró hacer varios amigos, sin embargo tuvo que irse de Morioh-cho debido a que no había encontrado algún lugar en el que hospedarse.

Aunque claro, el irse de Morioh costó lo suyo. Fueron directamente a Nueva York en barco, tardando 16 días en llegar.

Al llegar allí, se despidieron de Joseph Joestar y tomaron un autobús directo a Florida, un viaje que tomó 17 horas y finalmente tomaron un taxi, el cual los dejó frente a la casa de Jotaro en tan solo 42 minutos.

Fue toda una cruzada.

—Muy bien, llegamos al fin —mencionó Jotaro, bajando de un taxi junto a su sirvienta. El largo viaje terminó.

Tras bajar del vehículo, Jotaro se dirigió a Tohru.

—Por favor, no menciones nada respecto de dónde vienes o lo que eres —comenzó a hablar—. Ellas no están al tanto de mis poderes. Para ellas, solo fui a ver al hijo perdido de mi abuelo.

Tohru asintió y procuró ocultar su cola. Jotaro se sorprendió ante esto.

—¿Acaso tenías la capacidad de ocultarla? —preguntó observando fijamente a Tohru y pensando en todas las miradas raras que pudieron ahorrarse hace unos cuantos meses.

—Sí, olvidé mencionarlo —respondió su sirvienta, sobando su nuca tras ver aquella mirada incómoda.

—Yare yare —. Jotaro suspiró y entonces los dirigió hacia la entrada de su casa.

En el trayecto, le dijo a Tohru que él hablaría y que ella simplemente le seguiría la corriente. Él tenía que pensar una muy buena excusa del por qué tenía una sirvienta trabajando para sí mismo.

Abrió la puerta de su casa y allí estaba su pequeña hija de siete años, quien enseguida fue corriendo a saludar a su padre.

¡Papá volvió! —exclamó a la par que abrazó a Jotaro, quien se agachó para estar a su altura—. ¡Mami, papá volvió!

JoJo's Bizarre Dragon Maid #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora