La Dulce Melodía Y la Triste Agonía

Oscuridad

Haz lo que quieras, vamos, haz lo que quieras conmigo.

Dímelo si lo sabes, ¿qué es lo qué quiero? ¿Qué es lo que deseo?
Solo dímelo.

¿Escuchas eso? Tal vez es cierto, mi corazón ha dejado de latir,
quedando mi pecho en silencio.

Las letras que coloco en el papel,
ya no causan efecto.
Dejando a mi corazón muriendo.

Escribo palabra tras palabra,
pero parece que me detengo en el tiempo.
Así que observo a mi primer muerte,
que llega en silencio.

Mi temor llega,
como si un deseo por cumplirse fuera.

Lo admito,
esto está perdiendo sentido.
La emoción que causaba en mí,
se ha ido y cuenta no me di.

Perdiendo la fuerza de poder moverme y de poder hacer que mi corazón palpite.

Es quizá,
mi muerte acechando.

¿Ya has llegado?

Intento escapar,
pero solamente vuelvo al mismo lugar.

Ninguna palabra causa efecto en mí ya.
A sí que sin más,
grito y lloro mientras el silencio no lo deja escuchar.

El silencio se apodera del lugar,
y nuevamente pierdo el camino sin tan siquiera poder luchar.

Acaba conmigo ahora.

Mi mano se mueve como si tuviese vida propia.

Incluso si lucho parece que no logro salir a flote.
Quedándome aún en el fondo.
Sintiéndose como un momento casi eterno.

¿Puedes oirme?
Dímelo.

Sé que creo estar en el fondo, pero parece que aún voy cayendo más.
Y de vez en cuando pierdo la noción.

Necesito salir,
necesito que me dejes ir.
Realmente no me agrada esto.

Cierro mis ojos y los vuelvo a abrir lentamente, aún estoy aquí.
Y veo venir al mar oscuro acercarce hasta mí.

Las olas crecen conforme se aproximan,
y aunque me siento en rruinas, no me dejaré volver a ser arrastrado.

Estoy dentro,
y a mí mismo me veo.

Escucho los latidos de mi corazón,
su rápido palpitar de nuevo revivió.

No me dejaré ahogar,
finalmente mi llanto se oirá.