Día 13 "Drogas"

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Cuando Draken pudo recuperar a Mikey, no podía simplemente creerlo.

Al finalizar su día de trabajo, Inupi ya se había retirado primero y él se quedó un tiempo más haciendo trabajo extra. Afuera ya era de noche, los negocios de su calle ya estaban cerrados y el suyo seguía abierto.

Ya estaba algo cansado, así que decidió que era hora de cerrar, de todas maneras, hacia horas que no se paraba ningún cliente en su taller.

Se dispuso a recoger sus herramientas de trabajo, cuando el sonido de la puerta siendo abierta le llamó. Al girarse no encontró a nadie, atribuyo el sonido a su cansancio y su imaginación.

Sin embargo, algo no le dio buena espina, salió de su taller, encontrándose una nota pegada en la entrada. Al leerla, solo le indicaba que fuese a la parte trasera de su taller. ¿Era una broma esto?

Decidido a terminar con eso, tomo una de sus herramientas como "arma" y se dirigió a donde le indicaban. Estaba preparado para cualquier cosa, menos para "eso".

Mikey estaba ahí, envuelto en una manta, se veía muy diferente pero sabia que era él. No había manera en que no reconociera esos hermosos ojos negros.

A partir de ahí, no dejaría que Mikey se separase de él nunca más.

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Lo primero que noto cuando por fin estuvieron en casa, fue el aspecto físico de Manjiro. Estaba mas delgado, mas liviano, lo noto al cargarlo cuando iba a su casa, cuando se quito la manta y vio sus delgadas piernas y brazos. El rostro mas afilado, las prominentes ojeras, lucia completamente demacrado.

Procuro darle algo de alimento luego de abrigarle lo suficiente. No habían hablado demasiado, sabía que tenían mucho que decirse, que contarse. Pero antes de eso, quería asegurar su salud primero. Se le notaba que necesitaba dormir también.

Lo arropo en su cama, esperando que descansara un poco esa noche. Draken se recostó a su lado, tomándolo entre sus brazos, como muchas veces antes lo había hecho.

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Durante la noche, Mikey se puso mal de repente. Ken era de sueño ligero y al empezar a oír unos suaves jadeos despertó para ver que andaba mal.

Encendió la pequeña lampara de la mesita de noche y, Mikey estaba sudando. Seguía con los ojos cerrados, pero ya estaba despierto porque podía oírle balbucear, el rostro enrojecido, le toco la frente y estaba ardiendo en fiebre. Inclusive empezó a notar que las manos del chico estaban temblando.

Nervioso, pero sin perder la calma, se apresuro en conseguir toallas húmedas para bajarle la fiebre. No entendía del todo porque de pronto se puso mal pero luego averiguaría el porqué.

Sostuvo su mano y al rozar su muñeca sintió su presión mas elevada.

Si buscaba ayuda, o lo llevaba al hospital, podría meterse en problemas legales por resguardar al líder de una mafia.

Solo quedaba esperar que Mikey no empeorara.

—Necesito... —su voz se oía baja, rasposa.

— ¿Mikey?

—Drogas...por favor... — abrió sus ojos y estaban lagrimeando. A Draken a se le estrujo el corazón. Ahora comprendía.

Tomo lugar en su cama y abrazo a Manjiro con fuerza, soportando el dolor y la culpa por el estilo de vida que tuvo que llevar hasta ahora. Mikey estaba pasando por un síndrome de abstinencia. Suponía que también consumía sustancias, pero no quería confirmarlo, no de esta manera.

—Lo siento, Mikey —sin soltarle, le acaricio el cabello, buscando calmar su ansiedad—. No te dejare caer de nuevo, lo prometo.

Solo le quedaba estar a su lado, hasta que su cuerpo se calmara y bajara su necesidad por aquellas nocivas sustancias adictivas. No dejaría que Mikey sufriera solo de nuevo.

ANGSTRUARY [DRAKEY]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora