Serendipia

Capítulo 10 "Este no es el final, es el comienzo"

Está amaneciendo, siento como los primeros rayos del sol dan calor en mis piernas, que llevan horas colgando en este muelle. Miro mis manos y tiemblan. Así como ha temblado mi cuerpo durante todas estas horas. No de frío, si no de pena. A mi lado, una botella de champagne vacía y teléfono, el cual usé unas 30 veces tratando que Nico me contestara. Pero no lo hizo. Yo no quería que terminara todo así ¿Por qué no me di cuenta antes? ¿Cómo es que no pude notar todo lo que estaba planeando, las reuniones en la universidad y los trámites para poder viajar? Ya lo sé, a pesar de que las cosas estaban mejorando, ya no salíamos juntos y gran parte del día la pasaba con Lalo.

La imagen de él, parado en la entrada de la fiesta de graduación, de pie con la rosa en sus manos, como achinaba sus ojos cada vez que sonreía.

¡Dios, Yo lo amo tanto! Me acostumbré demasiado a estar con él.

Miro la sortija que me regaló, aquella que tiene la letra "N" colgada en mi cuello.

¿Qué se supone que debo hacer ahora?

En mi mano derecha, está la otra sortija, no recuerdo en qué momento me la puse en mi dedo anular. Me la quito y leo "Eduardo". La aprieto fuerte y lloro. Miro hacia la laguna, como brilla con el sol. No había visto lo hermosa que es, ya que las dos veces que llegue aquí era de noche y solo la veía brillar con la luz de la luna.

Pongo mi mano sobre el muelle y en una de la tabla está escrito. Dice "Nico y Lalo, amigos por siempre" me sonrío. Me imagino que deben haber estado muy pequeños cuando escribieron eso.

Mi teléfono vibra y lo levanto para verlo.

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Nico Amor

Esto no es el final, es el comienzo.

Sé feliz. Ambos se lo merecen.

Mi corazón se acelera, y comienzo nuevamente a llorar. Es como si estuviésemos conectados y él supiera exactamente que pienso.

Me pongo nuevamente la sortija en el dedo y cierro mi puño mientras la acaricio con el pulgar de mi otra mano.

¿De verdad es lo que quieres Nico? ¿Sacrificaste tu felicidad por nosotros o es que ya no me amabas? ¿Lalo me ama?

Comienzo a pensar en todas las cosas que hicimos juntos, desde la vez que intenté seducirlo en el balcón, cuando casi nos besamos en el auto, las veces que lo vi sonrojarse cuando yo le molestaba con alguna broma o la forma como me miraba. La forma en la que reía cuando yo corría por las cosas en el "minuto feliz" del centro comercial.

Lalo... tan amargo que se mostraba, pero en el fondo era tan dulce.

Me giro y lo veo, allí sentado en el pasto, mirándome. Recuerdo que anoche le dije que necesitaba pensar, que quería estar sola, y me vine a sentar aquí y él se sentó más atrás para no incomodarme, hasta que unas horas después lo vi entrar con su teléfono en la mano y después no me fije en qué momento volvió.

Me levanto, me duele el trasero. Creo que llevo muchas horas en la misma posición. Y camino hacia él. Levanta rápidamente la mirada cuando me ve caminar en su dirección. Mi vestido luce fatal, y no quiero ni imaginar mi rostro. Además, con todo lo que he llorado estoy segura de que mi maquillaje debe ser como el de la llorona. Pero en realidad es lo que menos me importa ahora.

Me paro frente a él y me mira. Sus ojos están rojos, algo ojeroso, pero con la luz del día se ven tan claros como el cielo. Me da una sonrisa triste, de labios juntos.

Me siento a su lado y pongo mi mano sobre su rodilla mirando hacia la pequeña laguna. Siento su mano sobre la mía y noto que él también lleva la sortija en su mano derecha. Me apego a su lado y pongo mi cabeza en su hombro. Siento su aroma. Respiro hondo.