Genósis: (R)evolución Futurista®

Capítulo #11 Plan maestro

24 Febrero 2070

Una niña corría libremente por aquél bello parque, el Maggie Daley Park. Corría jugando felizmente mientras sus padres miraban con ojos alegres. El padre miraba orgulloso ante su propia creación. Se sentía realizado. ¿Qué más podría pedir?

El cirujano de éxito, su esposa y su hija. Todo eso no son más que recuerdos ahora. Sueños del pasado.

— Cirujano, hoy partiremos. John dice que necesitará de tu ayuda ¿Qué me dices?— Dijo susurrante Albert. A pesar de que Cirujano tenía cuarenta años (quince años y tres meses más que Albert), ambos parecían tenerse más confianza que con cualquiera del grupo. Cirujano era un hombre que parecía siempre estar nervioso y querer ser extremadamente amable con todo el mundo. Sin molestar ni pelear. Por ello salvó a John sin chistar.— Vamos Cirujano, se qué lo deseas.

— ¿Pero... ahora? ¿Por qué no me dijiste antes...? — El mayor no alcanzó a terminar de hablar dado que Albert lo agarró del brazo levantándolo rápidamente, pasaron entre los cuerpos de todo el grupo y el doctor movió levemente a una señora acostada durmiendo.— Vilma. Oye. Acompañaré a John Curtley al viaje. Avísale al consejo mañana. Te dejo a cargo.

— ¿Qué? Viejo tonto, no puedes irte ahora. Después de todo lo acontecido, te asesinarán si te vas ahora.— Vilma tenía 60 años y había acogido al doctor como si fuese su hijo. Un chico perdido sin nada en la vida. En ese entonces ella era la líder de la subdivisión 3. Los encargados de curar y ayudar a los heridos.— Pero qué más da. Si él puede traer comida para todos y salvar la ciudad. Ve y asegúrate que vuelva con vida.— La señora apretó la mejilla de Cirujano como si fuese un niño pequeño.

Ambos Genosianos salieron aquella mañana en el viaje de las 6 A.M hasta Chicago. El refugio se encontraba a las afueras de Saint Louis. Al límite entre Illinois y Misuri, cruzaban de estados fingiendo ser camiones de provisiones. Era rutina, el conductor también era un Genosiano. Si bien se veía obligado a consumir Killex, estaba seguro que ellos podrían cambiar las leyes. Mas  ahora que llegó el liberador John Curtley. En general, mucha gente comenzó a creer que Curtley podía ser aquel salvador que tantos buscaban, pero temían, est}

2aban asustados de esperanzarse y que falle. Como todos sus salvadores en el pasado. Héroes Genosianos ha habido muchos. ¿Vivos? Ninguno. 

El conductor Walter Isaac agendaba un viaje en secreto y llevaba menos cantidad de cargamentos para poder llevar algunas personas. No más de 20. Esa era la condición. En el viaje de hoy solo estuvieron 14. Las otras veinte personas eran ancianos, enfermos y heridos o niños. El viaje dura nada menos que 13 horas en ese viejo camión casi obsoleto. Albert se preguntaba por qué eligió ir a Chicago nuevamente en vez de un estado en el cual no sea buscado por todos lados. Pero decidió no cuestionar a John. Parecía diferente, decidido como nunca había visto a John en el poco tiempo que lo conoció. Su voluntad creció.

-------- 9:37 25 de Febrero 2070 --------

La sede del refugio en aquella iglesia abandonada resguardada por los llamados "Ciudadanos". Al igual que Walter Isaac, eran Genosianos que utilizaban Killex por lo que podían transitar tranquilamente, y aprovechaban de ayudar al refugio a movilizarse. Esto último cada vez era más difícil, más personas llegan y eso significa mayor dificultad para mantenerse bajo perfil y más bocas que alimentar.

John Curtley se encontraba nuevamente mirando en ese lugar aquel río y ese gran he imponente puente. El sonido de aquel río era relajante, hasta se podían ver peces ¿Todavía se veían peces en los ríos de la ciudad? Creía que todos ya estaban cubiertos de contaminación y suciedad. Al parecer aquel río guardaba algo especial, porque los peces se negaban a irse. Incluso ante el imponente puente y los autos de todo tipo que pasaban a través de él, los peces se mantuvieron, indispuestos a dar su brazo a torcer.