Biblioteca.

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Karl camino por los largos pasillos de la biblioteca, admirando cada estante buscando un libro que le llamara la atención, en la parte superior de uno de los muchos estantes había un libro llamado "Cosmos" el cual tomó entre ambas manos y empezó a leer la introducción para estar seguro que sería ese el que leería, de un momento a otro sintió un fuerte golpe en su cabeza provocado por... ¿un libro? frotó su cabeza con su mano libre y soltó algunos quejidos sin darse cuenta que Sapnap se encontraba mirándolo atentamente.

Sapnap no lo pensó tanto y se acercó, seré descuidado pero al menos tengo modales y además nadie nos verá, pensó sapnap al acercarse a Karl un poco preocupado y nervioso.

– Mierda, lo siento, no era mi intención, ¿estas bien? – menciono sapnap preocupado acercándose a él con una pequeña risa nerviosa.

Karl estaba aterrorizado, no sabía cómo reaccionar por lo que solo se limitó a asentir con su cabeza sutilmente. Su mandíbula empezaba a temblar y sus manos a sudar, esta nervioso y Sapnap lo sabia.

– Palabras Karl, necesito palabras. – demandó Sapnap esperando a que dijera algo, siendo sincero nunca había escuchado bien su voz y ahora era su oportunidad para quitarse la curiosidad que lo carcomia cada vez más.

– Oh, sí, Sapnap, estoy bien, gracias y no te preocupes solo fue un accidente. Curioso libro, ¿te gustan ese tipo de temas? – contestó Karl rápidamente mientras veía lo que llevaba Sapnap en la mano. Nunca nadie le había hablado así, ni mucho menos con ese nivel de confianza, era extraño, muy extraño.

– Bien, de nuevo lo lamento, no me di cuenta que estabas atrás, espero estés diciendo la verdad, Karl, y sí, me gustan. – Sapnap lo miró a los ojos y le dedico una pequeña sonrisa, esperando volver a intercambiar palabras con el rubio. Su voz era hermosa.

– Sí, estoy bien, duele pero puedo soportarlo, gracias por preocuparte y oh, a mi también me gustan esos libros, ¿cuales has leído? ¿Hay otro tema que te guste? –

– la verdad no recuerdo, Karl, ¿quieres platicar? – Invitó Sapnap, señalando con su pulgar los asientos vacíos que se encontraban a un lado de ellos.

Karl, sorprendido por la invitación, no quería desperdiciar la oportunidad, así que asintió rápidamente con su cabeza pero al recordar lo que Sapnap le había dicho anteriormente respondió con un sí lo suficientemente alto para que sapnap lo llegara a escuchar. Ambos caminaron por el lugar y se sentaron en unas sillas. Karl enfrente de sapnap, sapnap enfrente de karl.

¿En algún lugar de esos ojos estarás bien?

Karl no podía generar alguna palabra, no se podía concentrar bien con Sapnap frente suyo, sapnap tampoco ayudaba, sólo analizaba cada facción de Karl a detalle, admiraba sus pequeños y delicados orbes, tratando de asimilar la situación.

– Sapnap, ¿puedo saber que hacías en la biblioteca? – Karl habló con una ligera voz, dulce y suave a los oídos de Sapnap, el pelinegro lo miró y sonrió.

–Pues por lo mismo que tú supongo, ¿A qué se viene a una biblioteca? – respondió de forma burlona lo que provocó una pequeña risa de parte de Karl.

– Cierto, lo siento, solo que pensé que eras más de deportes o salir al patio con tus amigos, nunca te vi por aquí. –

–Pues tal vez si lo sea pero hay veces que prefiero pasar tiempo a solas. ¿Puedo preguntarte algo? – respondió sapnap, sencillamente no quería sonar apresurado pero había cosas sobre Karl que todavía tenía la curiosidad de saber, no para mal, solo curiosidad.

– Claro – Karl asintió suavemente y Sapnap se dejó llevar.

– ¿Vives solo? –  Cuestiono, intentando sonar lo menos acosador posible y dedicándole una sonrisa.

Karl lo miró y se quedó pensando por un largo tiempo, bueno, al menos lo suficiente para hacer esperar a Sapnap.

– Hey! Lamento si te incomode o algo – Dijo sapnap al darse cuenta de la reacción de su contrario, se maldijo en su cabeza y sólo le quedaba disculparse.

–Oh, no te preocupes, sólo pensaba en otra cosa y pues no, vivo con mi madre pero por mala suerte ella nunca esta – finalmente Karl habló rompiendo el silencio entre el contrario. Alzó su mirada y lo primero que se encontró fueron los pequeños ojos del pelinegro, eran lindos. – Hablemos de otra cosa – Propuso karl para dejar el tema de su madre y se le ocurrió otra cosa. – Mmh, tu número, quiero tu número –

Sapnap fue lo suficientemente astuto para poder escuchar todo a la perfección. Se enterneció ante su comportamiento y de su mochila sacó una pluma y un lapicero para anotar y entregárselo hecho una bolita.

Karl lo miró extrañado y desconcertado ¿Realmente lo había hecho?, tomó lentamente el papel que Sapnap había dejado frente suyo y lo abrió y efectivamente era un número de teléfono.

Sapnap sacó su celular de su bolsillo y encendió la pantalla al sentirlo vibrar, era George quien le mandaba mensajes para que fuera a la cancha de baloncesto. – Karl, me tengo que ir pero fue un gusto haber hablado contigo, hablame después. – El pelinegro no lo dejó decir nada, simplemente se levantó de la silla con su mochila en sus hombros y salió del lugar.

Sapnap después de salir de aquella biblioteca, camino tranquilamente hasta llegar a la cancha, en donde George se encontraba sentado y Alex tirado en el suelo, sin saber que sucedía se acercó los miró a ambos en busca de una respuesta del porqué estaba ahí.

Somebody To Love || karlnap Donde viven las historias. Descúbrelo ahora