Silencio.

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Los suaves rayos del sol alumbran la pequeña habitación y la suave brisa  de la mañana se hacían presentes, Sapnap se despertó, bajo su mirada y observo a Karl aún con sus ojitos cerrados, aún con sus brazos rodeando su torso y su cabello despeinado. El rubio dormía cómodamente sobre su contrario, y Sapnap no era nadie para negarse a tal acción.

Pasaron 20 minutos y Karl despertó. Lo primero que los ojos del rubio lograron enfocar era el rostro de Sapnap, se veía tan lindo que podría admirarlo toda la mañana entera. Karl se quedó hipnotizado por el rostro de su contrario, sin notar que este ya estaba despierto mirándolo a los ojos.

– Buenos días, Karl. – Fue la primera palabra que se logró escuchar entre ambos.

– Buenos días, Nick, ¿cómo dormiste? yo aún tengo sueño y un poco de hambre, ¿Qué haremos hoy? – respondió Karl antes de bostezar y volverse a acurrucare sobre los brazos de Sapnap.

– Oh, Karl, dormí bien, si deseas puedes dormir un poco más o podemos salir a buscar algo de desayunar. – respondió Sapnap, con una suave sonrisa en su rostro.

– Usualmente desayuno tarde o ni siquiera desayuno, Nick, ¿podemos sólo ir a casa? – Karl miró a Sapnap con sus labios abultados.

– Cómo desees. – Nick se levantó dejando a un lado a Karl, camino al baño y se encerró ahí mismo sin decir nada más.

Karl observo a Nick, aveces sus comportamientos cambiaban tan repentinamente pero realmente no le importaba, se sentía feliz de tenerlo ahora con el.

Karl se levantó de la cama y se puso sus zapatos, esperando nuevamente la presencia del contrario en la habitación, paseándose por esta, ser acerco a la puerta del baño y hablo.

– Nick, ¿ya casi? ¿pasa algo? ¿Necesitas algo? puedo ayudarte si sucede algo, Nick. – Karl hablo en voz alta y al no recibir respuesta abrió la puerta del baño.

Nick solo se veía al espejo, mientras que la llave del agua circulaba fluidamente, no había movimiento de su parte, sólo se observaba como si su vida dependiera de eso. Karl se acercó y le habló, él no respondió.

– Nick, Nick, hazme caso. – Habló fuerte Karl, tomándolo del brazo, sacando de sus pensamientos al más alto.

– ¿Qué pasa, Karl? – Sapnap se limitó a responder y observo a Karl desde el reflejo del espejo.

– Mmh, nada nadita Nick, lo juro, sólo me preocupe por ti porque te veías un tanto extraño y no me respondías pero nada, ya pasó. – Karl sonrió y se acerco al lavabo, junto sus manos en forma de tazón y dejó caer agua sobre ellas, así teniendo una generosa cantidad sobre ella para poder derramarlo sobre su rostro.

Ambos terminaron de asearse y se quedaron platicando hasta llegar al punto de salir de aquel viejo motel y dirigirse a la casa de Sapnap, ambos felices, platicaba de cómo les iba en la vida ya que cabe recalcar no se conocían del todo.

Caminaron por el centro de la ciudad hasta topar con la residencia del mayor, Karl alegó el haber llegado, ya que ninguno de los dos conocían bien su ciudad y Sapnap aún no lograba ubicarse del todo.

Sapnap camino hasta llegar a la entrada de su hogar, si es que así le podía llamar, y abrió la puerta.

entró al lugar, esperando escuchar la voz de su padre o del televisor descompuesto sonando. No escucho nada, el silencio fue completamente surrealista, fue casi un silencio agradable pero al mismo tiempo extraño y como si este se lo carcomiera completamente. No era como cuando estaba en casa o cuando estaba solo, ahora más que nada creyó haber sentido la paz verdadera.

Por otro lado, Karl entró detrás de él y empezó a pasearse por toda la casa en busca de su mochila, topandose con alguna que otras de las pertenencias de Sapnap, finalmente la encontró, aún lado, la Margarita que le había dado, corrió por un vaso y lo lleno de agua para poder posar la flor y la dejó a un costado de su cocina.

Somebody To Love || karlnap Donde viven las historias. Descúbrelo ahora