El alcohol no es buen consejero
Una tarde como cualquiera en un bar, había una mesa donde se encontraban reunidos unos ratones. Estaban celebrando por un fin de semana exitoso.
Entre festejos uno de ellos notó que entraban otros dos roedores. En eso un ratón negro habló:
— Jefe, mire hacia allá.
La rata que tomaba una cerveza en silencio se crispó casi de inmediato al darse cuenta que el animal que ha amado en silencio estaba justo en el mismo local que él.
El macho de color oliva que se encontraba a su lado dijo con entusiasmo:
— Ese ratón... Es Ravi.
Algunos de los presentes se quedaron en silencio, voltearon al notar que era su antiguo compañero de trabajo.
De repente otro de color oscuro se levantó eufórico.
— ¡Vamos a invitarlo a nuestra mesa!
Al parecer, los presentes estaban de acuerdo con la idea, pero había un mamífero que no compartía lo mismo. En tanto, uno de ellos mira a su jefe.
— ¿Qué opina jefe? ¿Lo invitamos? — preguntó aquel.
El roedor beige sintió las miradas ansiosas de sus empleados.
— Supongo que no importa — pensó.
— Adelante — respondió —. Siempre y cuando ellos paguen sus propias bebidas —agregó.
Observó cómo sus empleados sonrieron felices mientras uno de ellos se levantó y caminó hacia Ravi y su acompañante.
El jefe tomó una tarro de cerveza y lo bebió en silencio, fue entonces que vio a su antiguo amor.
Su amor no correspondido.
