✨ Órdenes✨

800 75 17
                                    

Capítulo 25

Capítulo 25

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

✨ Órdenes✨

Naruto se despertó con un sobresalto, sin saber dónde estaba y si estaban bajo ataque. Él giró por la cama hasta que terminó en el suelo de cuclillas y tomando ambas dagas que estaban en lugares escondidos de la cama. Sus ojos estaban adaptados a la oscuridad, así que, recorrió con la mirada la habitación en penumbras. No había nada fuera de lugar, nada que le indicará peligro. Respiró profundo por la nariz, sólo sintiendo el olor característico de su pareja y el profundo olor a sexo que habían compartido esa noche. Y la anterior y la anterior a esa.

Hacía siete rotaciones que Hinata había ido a la nave madre a decirle los sentimientos que habían nacido de ella para él. Simplemente el bloqueo había crecido en su interior, sólo pensar en ella hizo que su vara se alzara con dolorosa fuerza. Cada descanso de turno, se enredaban entre los brazos de cada uno y se perdían allí. Ella se había negado a volver, así que Tamaki, Konan y Matsuri volvieron a la nave madre trayendo sus cosas e intentando ayudar en la nave madre con algunas reparaciones en los transbordadores más afectados en la batalla.

Buscó con la mirada a su compañera y gruñó al no verla en la cama. El mal presentimiento sólo creció en sus entrañas.

Naruto se alzó en sus piernas y buscó con rapidez su ropa. No podía ponerse la camisa y pantalones tan rápido como le habría gustado. Salió de la recámara abrochando su cinturón con su espada, listo para rastrear a Hinata. Inspiró, los olores mezclándose, pero reconoció el de su compañera y comenzó a caminar. Sabía que sus ojos centellaban, en rojo y dorado, pero eso no lo detuvo ni aminoró sus pasos.

Su perfume lo guió al ascensor y entro cuando dos machos estaban allí.

-¿Vieron a la capitana Hinata?- gruñó.

Uno de los machos negó, pero el otro dió un paso hacía adelante.

-Si, comandante. Antes de que terminara el turno estaba en la sala de entrenamiento.

Naruto asintió en forma de agradecimiento y marcó en el panel el piso de la sala de entrenamiento, dándole la espalda a ambos machos.

Odiaba no saber a dónde estaba Hinata todo el tiempo, no es porque temiera que le pasará algo. Sabía mejor que nadie que Hinata era poderosa, sabía defenderse y matar, no era fácil de quebrar. Pero él sospechaba que era algo del bloqueo. Si no la tenía a la vista, quería saber a dónde encontrarla si sentía la urgencia de verla, y pasaba muy seguido. No siempre era sexo, a veces sólo quería verla o olerla. Hinata se reía cada vez que lo encontraba atrás de ella, buscándola como un "perrito faldero", fuera lo que fuese ello. Pero era su instinto, todo su cuerpo y alma la necesitaban cada pocas horas. Sospechaba que estaría así por mucho tiempo, hasta que el bloqueo estuviera completo.

Había buscado información sobre ello, ya que jamás le había interesa al creer que nunca tendría uno.

El ascensor se abrió en el piso donde él bajaba y salió sin mirar atrás, caminó por el pasillo encontrando ambas puertas de entrenamiento abiertas, como antes, pudo ver un grupo de sus machos hablando y mirando hacia adentro. Siempre habían machos en la sala de entrenamiento, pero cuando las de la agrupación entraban a entrenar, ellos le dejaban la sala sólo para ellas. Miró furioso a los machos, con la sóla idea de que estuvieran observando a su Hinata. Sabía cómo ella se veía cuando estaba entrenando.

Cediendo Terreno (NaruHina ❤️)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora