Ofrenda

57 13 5
                                    

|Parte 1|

A veces Viktor se preguntaba si realmente era muy estúpido, pues gran parte de las ganancias de los robos, dejaba que sus compañeros se la quedaran. Es decir, no sufría por desequilibrios económicos. Pero siempre había la oportunidad de aumentar aquel ingreso. Sin embargo, después de tal pensamiento, solo se concentraba en aquellos recuerdos de adrenalina, emoción y una singular electricidad recorriendo su cuerpo, ese éxtasis al entrar y salir de lugares sin ser visto.

Robar.

Una palabra desagradable para aquellas personas con valores y una moral aceptable. Para Viktor, el significado de sentirse vivo.

—Mueve tu trasero —Escuchó, el tono irritado le dijo de quién se trata.

—Eres tan poco delicado Yurio. Como una rata furiosa.

El chico rubio se detuvo, pocas veces Viktor respondía ante sus altercados o provocaciones, para aquel alfa todo era un juego.

—Llegaremos tarde, si no te apuras.

Yurio dijo tomando su celular para mirar la hora. Tenía razón, ya iban tarde.

Viktor continuó su andar, Yurio no estaba equivocado, el platinado estaba irritado, casi molesto. Le molestaban esas juntas obligatorias y ser demasiado formal con otros jefes de la misma corporación. Siempre que organizaban una reunión de alto nivel para hablar de dinero o joyas nuevas que robar, el alfa llegaba tarde y poco aportaba.

—No me interesan esas reuniones ¿Por qué Minako cree que son necesarias? —dijo Viktor, caminando ahora a la par de Yurio, mirando como este jugaba "Candy Crush".

—Sabes como es, Minako cree que al ser aliados, debemos ser como una familia, ya sabes mantener la paz. Por muy hipócrita que se vea. —Respondió el rubio. Pasando al siguiente nivel del juego.

Lo que Yurio había dicho era verdad, debían dictar la política o establecer las normas, algo que a Viktor poco le importaba pero siempre estaba obligado a asistir, eso si quería que le asignaran la siguiente joya que robar.

Viktor abrió la puerta para que el siguiente en pasar fuera su amigo malhumorado.

—No entiendo porque debemos esperar a Viktor. —Escuchó al entrar.

—Porque claramente soy...

Viktor la interrumpió, sin embargo, aquella mujer también lo interrumpió.

—No me hagas reír con las tonterías que salen de tu boca. —Atacó la mujer alfa de cabello rojizo.

— Mila Babicheva, no esperaba verte aquí hoy.

Las feromonas amenazantes comenzaron a filtrarse de ambos cuerpos, por el aroma se podía percibir una señal de advertencia. La mayoría de los integrantes eran Alfas o Betas, estos últimos porque no podían captar la feromona Alfa. Había unos cuantos omegas en la corporación, pero el único que asistía a ese tipo de juntas era Yurio. Hasta el momento, el único omega entre todos esos alfas.

Viktor y Mila dejaron de mirarse con recelo cuando Yurio comenzó a toser e intentar respirar. Era difícil ser omega gobernado en un mundo por alfas imbéciles. Al menos eso pensaba el omega.

—¡Basta ya! —gritó Minako —¿Yuratchka estás bien? Abran las ventanas para ventilar la habitación.

—¡Agh! Malditos imbéciles. —Rugió Yurio.

Viktor se disculpó con su amigo y fue hasta su asiento, lejos de Mila.

—Continuemos. Mila dijiste que tenías algo para nosotros.

Como Dos JoyasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora