-Aroma

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Cada ser dependiendo de sea alfa, omega o beta percibe los aromas de diferente manera. Las predisposiciones genéticas permiten distinguir matices en los olores. Condicionados por el placer que estos aromas les pueden hacer sentir, haciendo una evaluación individual de la calidad del aroma en un alfa y un omega

Para Viktor, poder percibir estos aromas y no poder sentir nada era un tanto frustrante para su constitución de Alfa Dominante. Adoraba a los omegas, hombres y mujeres, aunque con mayor predisposición por los omegas hombres. Pero, no había nada, podía oler sus dulces aromas, podía sentir como su nariz picaba al olfatear el aire y percibirlos. Sabia de alfas que perdían la cabeza y se llenaban de un placer indescriptible al estar con un omega. Viktor se sentía como si estuviera hueco.

Sin embargo, había aprendido a vivir con ello.

El lirio de agua ofrece generalmente tranquilidad y suavidad, Viktor pudo percibir un insistente aroma a ¿plátano... mandarina o higo? (Que lo hacían recordar a esa bella flor) Tal vez eran todas aquellas, no lo sabia, lo que sabia es que su portador estaba detrás de esa puerta.

Durante la velada en Moscú, Viktor había planeado infiltrarse en la corporación de un CEO aparentemente importante: Seung-Gil Lee, sin embargo, Viktor no estaba ahí por los millones que podría robar. No, estaba ahí porque según la información que había recabada, Seung-Gil Lee tenia en su poder una preciosa joya Blue Moon of Josephine y el informe decía que estaba por venderlo a un Kazajo.

Así que se había dispuesto a entrar como uno de los tantos guardias de Seung-Gil Lee, pasando desapercibido dentro de la compañía. Su plan había salido perfectamente, pese a que había un flujo constante de personal yendo y viniendo.

Sin embargo, Viktor no había trabajado solo, Yuri Plisetsky era el responsable de verificar todo bajo los sistemas de seguridad, comunicaciones e internet.

Su compañero, era un Hacker muy habilidoso.

[¿Qué sucede? ¡Sal de ahí maldito!]

Escuchó por su intercomunicador.

—Tenemos tiempo —Susurró.

[¿Acaso perdiste la cabeza anciano? Veo a una persona, esta a punto de entrar, sal de ahí o todo se ira al carajo.]

Viktor tomó con más fuerza el mango del maletín donde, hasta hace unos segundos había guardado una valiosa y preciosa joya.

—Quiero verlo.

[Jódete Viktor, ni creas que iré a salvar tu culo.]

—Nadie me atrapará Yurio.

Viktor era considerado uno de los mejores ladrones de Rusia, era impropio de él detenerse tan abruptamente en una misión, sin razón. Bueno, si había una razón, pero eso Yurio no lo sabia.

[Te he dicho que no me llames así, mierda.]

Viktor miró hacia la puerta, quería acercarse y llenar sus pulmones con ese delicioso aroma.

Cuando la puerta se abrió, grande fue su sorpresa cuando reconoció al chico del bar que pervertidamente lo miró.

Ahora estaba mas consiente que, el portador de ese aroma era él.

Le gustó, en el bar y ahora aquí. Si no recordaba mal, era el líder del mafia japonesa. ¿Qué estaba haciendo aquí? Repasó la información obtenida, tal vez el Kazajo solo era un medio, el comprador real debía ser el líder. Tal pensamiento le pareció excitante, el hecho de robarle una de sus joyas al japonés.

Viktor sonrió, aunque su contrincante no lo pudiera notar por la mascara que llevaba.

Aquel chico desenfundo su arma y le apuntó.

Como Dos JoyasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora