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Una semana después.
Takemichi está en su cubículo de trabajo, acomodando algunos papeles que se le habían encomendado revisar, al mismos tiempo tecleaba en la computadora, buscando los archivos que uno de sus colegas le había enviado. Darse el lujo de pensar o siquiera soñar despierto, no era algo que pudiera hacer en ese momento con todo el trabajo que tenía, solo podía ignorar a cualquiera que pasará a su lado a menos que se tratara de algo importante o urgente. Soltó un largo suspiro mientras frotaba sus ojos con el dedo pulgar y el índice, estaba demasiado cansado, al parecer las pastillas para el insomnio no estaban funcionando como deberían, tal vez tendría que aumentar la dosis y era una idea que no le agradaba del todo, depender de unas pastillas era lo último que quería.
Su vida en estos momentos era un desastre y sin mencionar que sus días se repetían una y otra vez, para el era la misma rutina de todos el tiempo, salir de su casa hacía el trabajo, estar frente a la computadora la mayoría del tiempo, revisar documentos importantes o cosas insignificantes, almorzar en el parqué o en alguna cafetería cercana, volver al trabajo, terminar de revisar uno que otro proyecto, entregar algunos informes y volver a su hogar exhausto. Su vida era aburrida, repetitiva y monótona. Recordando así el mito de Sísifo de Albert Camus el famoso filósofo de lo absurdo, algo que hace mucho tiempo había leído en unos de sus días libres.
Pero debía admitir que lo único que había cambiado después de tanto, era volver a reencontrarse con Haruchiyo, eso lo ponía de cierto modo feliz.
Volteo a un lado y con melancólia en sus ojos observo como las ramas secas de los árboles danzaban junto con la suave brisa, takemichi se dio cuenta de que el invierno estaba a solo días de llegar, los días se hacían más fríos y las lluvias llegaban sin parar, pintado el paisaje de gris, algo que lo ponía triste y feliz al mismo tiempo, era una de sus estaciones preferidas y de las que más odiadas del año.
—hanagaki-san, el Director Ejecutivo quiere que esté es su oficina ahora mismo—
Fue sacado de sus pensamientos en cuanto escuchó su nombre, su expresión cambio drásticamente, de una normal y desinteresada, a una de sorpresa y perplejidad.
Cada persona presente, lo observaba caminar fuera de su cubículo, algunos murmuraban entre sí, preguntándose ¿porque habían llamado a hanagaki a la oficina del director sin ninguna razón? u otros simplemente les daba igual y siguieron con lo suyo.
Takemichi siguió a la asistente hasta la oficinade su jefe, preguntándose ¿cual era el motivo, por el que había sido llamado? ya que nunca antes lo había pensado ¿porque su presencia, era solicitada por su jefe? Se preguntó nuevamente. Recordando los rumores de algunos de sus compañeros; por lo general, llamaba a los empleados para despedir los o cambiar sus puestos, mandando los a otros departamentos lejos de este.
— porfavor, espere aquí un momento— dijo la joven asistente antes de entrar por aquella gran puerta de madera. Su día había empezado con el pie izquierdo en el momento que olvidó su desayuno en su departamento, pero debía decir que por la fecha en la que se encontraba hacia su día aún más horrible y ser despedido era lo de menos. Pero entonces. Pero ¿porque una pequeña parte de el se sentía ansiosa y nerviosa al mismo tiempo?.
