Capítulo 19

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Narra Helios


No sabía de donde había sacado la valentía suficiente para subirme a un avión e ir a enfrentar a mi hermana. No la había visto ni hablado con ella desde hace cuatro meses después de aquella llamada con mamá, lo poco que sabía de ella era gracias a sus redes sociales y a papá.

Uno de mis primos se comunicaba constantemente con ella, pero era leal y no me decía absolutamente nada sobre lo que se contaban. En el fondo sabía que era culpa mía, pero mi mal genio me había retenido mucho tiempo y muchas veces mi propio orgullo había ganado contra mi.

Mi padre me acompañaba y no lo veía con tan buena cara respecto a la idea de ir juntos, más aún porque me había montado al avión con Carolina pegada a mi como chicle, con la excusa de que ella también debía hablar con Selene del asunto, y tenía razón, ellas también tenían sus pendientes, pero ese iba a ser mi momento con mi hermana, mi alma gemela, mi otra mitad... y aunque Carolina sea la madre de mi hija, no tenía ningún derecho de quitarme ese privilegio con mi hermana.

Después de que nos recogieran en el aeropuerto, Carolina y yo tuvimos que ir a mi departamento para dejar nuestras cosas ya que mi padre quería hablar con Selene primero, después de todo ella siempre fue su favorita. 

Almorzamos juntos, Carolina y yo no teníamos la mejor comunicación del mundo, y cuando estábamos por terminar recibí una llamada de mi padre informándome que ya había salido de casa de mi hermana, estaba cerca, así que sin terminar de comer arrastré con mi compañera de viaje hasta el edificio a tres cuadras de mi departamento en Lima.

Entramos a la recepción y, quizá, para mi buena suerte estaba Bernardo ahí parado conversando con el recepcionista y además, llevaba cargada a mi hija... joder, mi hija.

-Mabel...- susurró Carolina un poco deslumbrada a mi costado.

Bernardo la escuchó y giró al instante, a la expectativa. Y cuando finalmente se dio cuenta quienes éramos, soltó un suspiro, como aceptando lo inevitable.

- Ellos vienen conmigo- le dijo al chico y siguió caminando rumbo a los ascensores.

Lo seguimos y entramos los tres. Trataba de no mirar a la niña, pero a Carolina se le notaba a kilómetros las ganas de llorar, y no sabía cuanto tiempo iba a ser capaz de aguantarse. En el momento que llegamos al piso correcto, Bernardo salió y lo seguimos sin chistar.

-Muy bien- subió unas pequeñas escaleras- no quiero escándalos, ahora ellos son una familia y no quiero que se anden entrometiendo, espero verdaderamente que sólo vengan a solucionar sus cosas personales y nada que tenga que ver con mi sobrina ¿Okey?

No nos dio tiempo para responder, abrió la puerta y nos dejó a la vista la sala, muy bien usada... Le tapé los ojos a carolina con mi mano, pero no me tapé los ojos yo, había visto a mi hermana desnuda infinidad de veces. Enrique trató de taparla, pero su falda no dejaba verle nada. 

Ella se incorporó suspirando con pesadez y tomó una polera cercana, Enrique, con paciencia, se puso su polo y se acomodó el pantalón en las caderas, se acercó y tomó a la niña, asesinando a Bernardo con la mirada.

Cuando finalmente estuvo vestida, se giró a nosotros completamente, la noté hastiada.

-Helios. Carolina.- su tono era severo y me hacía temblar.

Pasó la mirada por Carolina y por mi, tragué grueso, la tensión se sentía en el ambiente. Enrique cogió a la niña en brazos y junto a su hermano se adentraron en la casa.

-¿Qué mierda quieren en mi casa, par de hipócritas?

Carolina y yo nos miramos y noté que estaba tan asustada como yo, mi hermana no era ninguna mano de la ley pero si que imponía respeto con su apenas poco más de medio metro.

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⏰ Última actualización: Jun 12 ⏰

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