Mujeres Dom's

Hermione

—No me siento muy bonito el día de hoy—.

Hermione bajó el libro que estaba leyendo y lo estudio con el ceño profundamente fruncido, esperando que el rubio riera y dijera que estaba bromeando.

Cuando la castaña de cabello tupido se dio cuenta de que su novio hablaba enserio, dejó el libro por completo en el banco y resoplo con fuerza atrayendo la mirada de algunos estudiantes que también decidieron pasar su tiempo de descanso al aire libre, entre ellos, sus dos mejores amigos. Pero no les prestó atención y se centró en contestarle a su precioso e inseguro niño.

—Oh, por favor, dulzura. Cada vez que te veo se me cae la baba, ¿cuánto más patética tengo que ser para que te des cuenta?—.

Su voz normalmente mandona se escuchaba llena de calidez y cariño hacia la persona que tenía enfrente. La risita y el sonrojo que brotó en las pálidas mejillas de Draco valía cada burla que seguramente iba a recibir de parte de Ron y Harry que estaban aguantando la risa detrás de ellos.