✧꙳𝚃𝚑𝚎 𝙻𝚒𝚋𝚛𝚊𝚛𝚢꙳✧ 「𝙼𝙸𝙽𝚂𝚄𝙽𝙶」

FINAL 📚

Hyunjin no se despegó ni un instante de la ventana que daba hacia el patio de la casa, soplando el humo que salía de la taza de café que la señora Lee le acababa de dar, tomando asiento también a su lado.

—¿De qué crees que hablen?—preguntó la mayor, dándole un sorbo a su café—Honnie se ve muy sonriente.

—De seguro Jisung le está diciendo algo sobre que se ve guapo, siempre lo hace—negó con la cabeza.

—Es que Honnie es muy guapo—estuvo de acuerdo.

Hyunjin se vio forzado a asentir con una mueca a pesar de no estar de acuerdo, pensando en que él era mil veces más guapo, pero claro que no diría eso.

La señora Lee congenió rápidamente con Hyunjin, le parecía un chico muy amable y simpático, por lo que en cuestión de minutos, lograron convivir perfectamente. Y claro que Hyunjin lo sabía, era bueno en eso.

—¿Cree que se besen?—preguntó el más alto sin dejar de mirarlos.

—Ojalá que si—respondió con emoción—Jisung es un chico muy lindo, nunca había visto a mi hijo tan interesado en alguien, sería primera vez.

Esa información impresionó a Hyunjin, de primeras, creyó que Minho era un chico lleno de pretendientes, un chico con experiencia en las relaciones, pero al parecer, al igual que Jisung, Minho estaba experimentando por primera vez el estar en una relación con sentimientos recíprocos, y a pesar de que Minho no le agradaba, le causaba mucha ternura toda la escena.

—Dejen de espiarlos, de seguro ya saben que los están viendo—Félix apareció con una taza de café en sus manos también, acercándose a mirar desde la ventana.

—Shhh—lo silenció Hyunjin, pasando un brazo sobre sus hombros para acercarlo—Ya casi terminan de cenar, eso significa que Minho pronto se le va a confesar.

Félix rio por lo bajo mientras negaba con la cabeza, recostándose sobre el hombro del mayor, sin prestar demasiada atención a la pareja.

Mientras tanto, Jisung y Minho seguían hablando animadamente, ambos con sonrisas en sus labios y con las mejillas sonrojadas, tratando de mantener la calma a pesar del montón de sentimientos que seguían resguardados a la espera de salir.

—¿Te gustó la cena?—preguntó Minho luego de limpiar sus labios con una servilleta.

—¡Me encantó!—sonrió ampliamente—Gracias por invitarme se cenar.

—Lo haré cada vez que quieras, tú solo dime—le dijo seguro, viéndolo asentir con alegría.

Estuvieron en silencio un par de minutos, Minho mentalizándose y recordando las palabras que había practicado para ese preciso e importante momento. Sus manos sudaban y su estómago seguía resolviéndose; limpió sus palmas en el pantalón y se levantó de su silla, tomando por sorpresa al castaño que lo veía atentamente.