LA REALIDAD

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Aquel chico que se encontraba delante de mí se quitó la capucha, lo primero que vi, por supuesto, eran sus ojos, rojos, que de no ser por el resto de la cara me habrían aterrado. Seúl, si no hubiese sido por su albinismo, nunca me habría dado cuenta de que era él. Estaba cambiado, el pelo más largo y no se parecía en absoluto al chico delgaducho y débil que solíamos ver en el instituto, pero lo más inesperado es que parecía satisfecho, como si el lugar donde se encontraba ahora le gustase mucho más que nuestro sitio habitual.

Pero entonces empezó a hablar, y todo lo que dijo me heló la sangre¿el mundo en el que yo había vivido? ¿Era falso? Me contó lo que realmente había hecho y cómo decidió escapar de aquella realidad. Pero mi mente no quería aceptarlo, deseé que no fuese real, no podía ser cierto, era horrible.

- Lo siento Elías. 

Fui incapaz de hablar, tenía un nudo en la garganta, no era un sueño.

- Se que será difícil de digerir, pero no tenemos mucho tiempo, escúchame - comenzó Seúl mientras me soltaba el resto de las ataduras. 

Y en ese momento me di cuenta de lo que realmente pasaba. Yo estaba en un mundo totalmente desconocido, resulta que mi vida era una mentira, y estaba atado en una camilla mientras el marginado del instituto me demostraba que era mil veces mejor que yo. Traté de calmarme, esto era real, y yo no podía demostrar debilidad ante alguien como Seúl, incluso en esa situación.

- Tienes que olvidarte de todo lo que has vivido hasta el momento - Seúl terminó de desatarme, se subió a la camilla y abrió el conducto de ventilación - ¿Tienes fuerzas para seguirme? 

No, obviamente no tenía las suficientes fuerzas, ni ganas de seguirlo.

- Claro, ¿por quién me tomas? - Intenté parecer lo más seguro de mi mismo posible, cosa que era demasiado difícil, puesto que me cansaba hasta hablar.

- Lo que tu digas.

Seúl se agarró al agujero de los conductos, con una sola mano y subió por ellos, con una inesperada facilidad. Y yo intenté imitarlo, de forma un poco desastrosa, porque hasta subido encima de la camilla no podía llegar hasta los conductos, por lo que Seúl me tendió la mano, y fue demasiado humillante que hubiese sido él. Al final logré subirme a los conductos con su ayuda, y a duras penas lo seguí por ellos.

 Entonces se detuvo y bajó por una trampilla hasta una pequeña sala llena de trastos apilados, mesas, ropa y algo de comida...comida, en cuanto vi los tristes sandwiches apilados en una de las mesas me di cuenta de que me moría de hambre.

- Coge uno si quieres, estarás hambriento, aquí no nos alimentan demasiado bien. 

Parecía que Seúl me hubiese leído la mente, y no dude en absoluto en hacerle caso, cogí uno de los sandwiches y me lo empecé a comer.

- Verás Elías, no tenemos mucho tiempo, porque se supone que estás en el baño del instituto y yo estoy durmiendo en la clase de mates. He conseguido hacer que el señor Gustavo tarde bastante más en darse cuenta de que no estás en la clase, y he editado el mundo de forma que tú falta pase desapercibida, pero tampoco hago milagros, y aprender a manejar la vida de gente, basándome en lo que he visto hacer a unos científicos no es demasiado fácil que digamos. 

¿De qué narices me estaba hablando?Se me había olvidado prestarle atención. 

- Ajá

- ¿Elías me estás haciendo caso?

- Perdón, ¿Qué decías? 

- Verás Elías, por alguna extraña razón ahora tú ya no eres el mejor, ni el más fuerte, y mucho menos el más listo, así que me temo que esta vez me tendrás que hacer caso si no quieres quedarte aquí el resto de tu vida.

El Mundo Tras La RealidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora