7. LA CITA

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Capítulo 7

La cita.

- Mamá ¿puedo salir un rato hoy? - pregunte al llegar, quería una respuesta rápida, necesitaba arreglarme y ella estaba más tranquila que nada.

- ¿Con quién? ¿a dónde van? ¿a qué hora regresas?

- Un amigo, vamos en el mismo equipo de básquet, vamos por un helado y no sé, no tan tarde.

-Okay ve, pero que también vaya tu hermano - pensó que así estaba más segura.

- Mamáaaaaa - dije con quejido.

- Si, yo la acompaño - interrumpió Ethan bajando de las escaleras.

- No, tu no vas a ir - volteé a verlo con unos ojos amenazantes.

- Entonces tu tampoco - terminó mi mamá.

- Agh, está bien - me fui algo molesta a mi cuarto y me puse algo lindo para salir.

Dio la hora y tocaron el timbre.

- Yo abro - grité y tomé mi chamarra mientras bajaba apresurada.

Salí corriendo y abrí la puerta principal, ahí estaba él, con un pantalón negro ajustado, una sudadera vino y tenis blancos, estaba dando la espalda hacia la puerta, la cerré apresurada, el escuchó eso y volteó a verme, tenía en su mano una rosa roja.

- Eh... ho...hola - su voz temblaba y sus ojos se iluminaban poco a poco.

- ¡Ven, corre! - lo tomé de la mano que tenía vacía y corrí, el me seguía el paso mientras preguntaba mil cosas - vamos, no pares, no mires atrás.

Llegamos a una heladería y entre tomada de su mano - ven siéntate - lo solté y tomé asiento en una mesa justo para dos.

- Vaya que corres, buena resistencia - dijo descansando mientras tomaba aire después de tremendo maratón.

- Y es por eso, que te gano en los partidos - reí un poco - ¡Hola! ahora sí, te saludo - puse mis brazos sobre la mesa y lo miré fijamente.

- Te traje una rosa, pero... - la volteó a ver con intención de dándomela, pero notó que estaba algo maltratada.

- Owww, que bonito detalle, lamento haber arruinado esta hermosa rosa - la tomé y sonreí después de olerla.

- ¿Ahora si me explicas por qué corrimos? - preguntó exhausto.

- Por supuesto, pero ¿podemos pedir algo antes?

- Eh claro, pero es que yo te quería llevar a un lugar - bajo un poco la voz, pensando que me molestaría irme de allí.

- Ah claro, lo lamento, solo vine y ni siquiera te pregunté si querías estar aquí, lo siento - tomé mis cosas y me levanté.

- Mejor pedimos algo, nos lo vamos comiendo mientras vamos a donde te quiero llevar y me vas contando ¿te parece? - parecía emocionarle llevarme a su sorpresa.

- Si, me parece bien - tomé la rosa y caminamos en la obscura noche - le pedí permiso apenas a mis papás y como no te conocen de nada, pues fue un poco complicado que me dejaran salir sola, entonces me mandaron con mi hermano, pero estás de acuerdo que no sería una buena cita ¿tú, mi hermano y yo? entonces como yo acabé antes que él, salí corriendo y se supone que él vendría detrás de nosotros, pero lo perdimos - conté la hazaña como un logro.

- Una... cita - él solo pensó en eso - estar contigo es mucha adrenalina, espero no te regañen al llegar, sino me hechas la culpa - terminó su oración con una hermosa sonrisa - falta poco, cierra los ojos por favor - se puso enfrente de mi esperando a que los cerrara.

La lluvia del eclipseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora