Claude Louis-Combet HIERE, NEGRA ESPINA

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Estaba sentado en silencio, en una taberna abandonada, bajo vigas ennegrecidas,
a solas con mi vino; un radiante cadáver
inclinado sobre una forma tenebrosa; a mis
pies, un cordero muerto. Del azul putrefacto surgió la lívida figura de mi hermana, y
así habló su boca ensangrentada: «Hiere,
negra espina».
Georg Trakl, «Revelación y ocaso»

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