Chocolate

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"Shot basado en los hechos de la serie. En el momento en el que Magnus pierde sus poderes"






Ya hacía un par de semanas que Magnus había perdido sus poderes. Se había acostumbrado a hacer todo con magia, incluso la tarea más senzilla.  Sin ellos se sentía inútil, incapaz de hacer cualquier cosa. La última vez que intentó coger un libro de un estante alto casi se le cae todo el mueble encima, pero ahí estaba su nefilim, agarrando el libro por el y dándole un beso en la mejilla.

Alexander estaba haciendo demasiado por él. Al menos así lo creía Magnus. Este no soportaba necesitar la ayuda de su novio para todo, aunque este no se quejase en ningún momento.

En ese momento Magnus estaba haciendo el pedido de un cliente, una poción para que unas flores cambiaran de color. El brujo necesitaba consultar una cosa en uno de sus libros, el problema era que estaba en uno de los estantes más altos de su librería y Magnus no quería arriesgarse a caerse otra vez de una silla. Así que optó por llamar a su novio. A los segundos tenía a su lado a Alexander, vestido con su equipo de combate, casi listo para ir a patrullar con sus hermanos.

-¿Qué necesitas Mags?

-¿Me puedes bajar ese libro de ahí arriba porfavor? El azul con dorado -preguntó un tanto avergonzado.

Alec besó la mejilla de Magnus y alargó su brazo para llegar al libro. El problema es que este se encontraba detrás de Magnus, y al estirarse cierta parte de su anatomía se pegó al trasero de Magnus, el cual al sentirlo soltó un pequeño gemido.

-¿Magnus? A-acabas de... -dijo Alexander, un sonrojo en sus mejillas mientras entregaba el libro a su novio.

Magnus también estaba sonrojado, una cosa muy extraña en él.

-Estabas muy pegado a mi, y al estirarte...

Los dos rieron avergonzados, pero Alec besó a Magnus con suavidad y este sonrió ante la acción.

- Ahora tengo que salir a trabajar. Pero te prometo que está noche también me sentirás de esa forma, pero más intenso y a propósito.

Magnus se quedó boquiabierto, sin saber que su novio se encontraba totalmente sonrojado, incapaz de entender del todo como había podido decir eso.











Después de la partida del último cliente, Magnus se estiró en su sofá, pensando en que podría hacer por Alexander.

Las últimas dos horas no había parado de darle vueltas al asunto, deseando hacer algo por el nefilim como agradecimiento de toda su ayuda.

Presidente se le subió encima, con una chocolatina envuelta en la boca, la cual dejo en la mano de su amo para después maullar e irse.

— Tienes razón presi. Haré exactamente eso -aseguró mirando la chocolatina.



















Seis horas después en nefilim entró al loft, totalmente agotado pero limpio y sin heridas por haber pasado primero por el instituto. Quería ir a la habitación para ponerse algo más cómodo, pero un sonido en la cocina lo distrajo y se dirigió ahí corriendo.

La escena lo dejó asombrado. Magnus Bane llevaba un delantal violeta con purpurina, pero este estaba lleno de chocolate y harina, al igual que su pelo. En la encimera había diferentes utensilios de repostería, y muchos boles. Demasiados.

Magnus se dio cuenta de que lo estaba observando y lo miró fijamente. Su expresión se volvió a una horrorizada para después intentar recoger todo empezando a soltar algunas lágrimas.

Alec salió corriendo en dirección a Magnus y le abrazó, sin importarle que se iba a manchar de harina. Magnus abrazó de vuelta a su novio, tranquilizándose al poco tiempo. Se separó con una sonrisa y con un gesto señaló todo el desastre.

-Quería prepararte una sorpresa. Pero la he fastidiado. He llenado toda la cocina de harina, leche y chocolate. Incluso me ha explotado el chocolate encima -explicó avergonzado.

-Eso explica tu cara -susurró Alec.

-¿Mi cara? ¿Qué le pasa a mi cara? -exclamó el brujo preocupado.

Alec acercó un dedo y lo paso por la mejilla de Magnus, manchándose de chocolate. Se llevó el dedo a los labios y lo chupó.

Magnus río ante el gesto, cogiendo una especie de toalla que había en la encimera para limpiarse, pero Alec se lo impidió.

-¿Qué haces Alexander? Quiero limpiarme el rostro.

-Lo limpio yo -dijo, subiendo a Magnus a la encimera. Si colocó entre sus piernas y acercó su cara a la de Magnus.

Empezó a repartir besos por toda su cara, lamiendo superficialmente y limpiando el chocolate con sus labios. Un rato después se alejó, con una sonrisa tonta en los labios.

-Ya estás limpio mi repostero.

Magnus llevo una mano al bol lleno de chocolate y untó un poco en sus dedos, llevándoselos a los labios.

- Te has dejado está parte. Sigue sucia -dijo sonriendo a su novio.

-Entonces, tendré que limpiarla -susurró muy cerca de sus labios.

Entonces besó a Magnus, lento al principio, llevándose el chocolate consigo. Pero el beso terminó siendo posesivo, una lenta batalla de lenguas y choque de labios. Magnus empezó a soltar pequeños gemididitos y Alec decidió cargarlo para ir a la habitación; con la intención de cumplir con la promesa que le hizo en la mañana.

El horno tenía otros planes, decidiendo empezar a pitar en ese momento. Alexander se alejó de los labios ajenos extrañado.

-Al final he conseguido montar algo decente -explicó el brujo.

Este se acercó al horno y sacó lo que parecía una masa deforme de color marrón. El nefilim hizo una mueca al verlo. Mueca que Magnus notó.

- Oye. Si no lo quieres probar lo entenderé. Nunca antes he cocinado sin magia y creo que a ambos nos gustaría que no te murieras por intoxicación.

Alec río, negando con la cabeza. Fue a buscar un plato, un cuchillo y una cuchara para poder comerse el pastel. Cortó un trozo y lo colocó en el plato. Con la cuchara cogió una parte y la levantó, analizándola con la mirada.

-¿Seguro que lo quieres probar?

-Si. Lo has hecho para mí. Así que me lo tengo que comer, seguro que te ha salido genial amor. Y si no es así, no te preocupes. Te recuerdo que Iz es mi hermana.

El nefilim se llevó la cuchara a la boca y casi gime ante el sabor. Saboreó el chocolate y cerró los ojos para poder sentirlo más. Tragó lentamente y sonrió hacia Magnus, cortando otro trozo con la cuchara.

- ¿Te ha gustado? -preguntó inseguro Magnus.

-¿Gustarme? Es el mejor pastel de chocolate que he comido nunca. Por el ángel Magnus, haz más de estos por favor.

- Como quieras Garbancito.

Magnus le quitó la cuchara a y el plato a Alec y empezó a alimentarlo.

El nefilim sonrió ante la acción, su mirada demostrado todo su amor y adoración al brujo que tenía delante.



ABC Malec  (One-shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora