Filius

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—¡Mira papá! Preshidente está limpio - el pequeño de 3 años sostenía a un pequeño gato de peluche.

Presidente, el gato en cuestión estaba muy limpio, ya que su fiel cuidador lo había lavado con cuidado.

Un chico joven se sentó al lado del niño y cogió suavemente a Presidente en sus manos, analizándolo.

—Buen trabajo Max. Presi está totalmente limpio. Fíjate, ni recordaba que tenía una oreja de color blanco -bromeó.

El pequeño rió y cogió de vuelta a su peluche, abrazándolo contra sí.

El chico se levantó y cogió al pequeño junto a su peluche, llevándolos a la cocina comedor.

—¿Qué hay para cenar papi? -preguntó una vez estuvo sentado en la pequeña mesa.

— Hoy habrá macarrones con queso Maxie -dijo suavemente, temiendo que su hijo se lo tomara mal.

—¡Yeeey! Es mi comida favorita -celebró Max pegando pequeños saltos  encima de su silla, alegrando de sobremanera a su padre.

Hacia ya muchos días que comían solo macarrones o bocadillos, ya que el mayor ganaba muy poco dinero y las cosas como la carne o la verdura eran demasiado caras como para permitirse comerlas siempre. Por eso el no comió esa noche

Dos semanas después, el joven regresó a su casa y pagó el dinero a la beta que se encontraba cuidando de su pequeño hijo. Max, al verlo, chilló de alegría y saltó a los brazos de su padre, feliz de verle por primera vez en tres días.

— ¡Papá! ¿Cómo te ha ido ese viaje tan portante?

El mayor se había ido tres días fuera de la ciudad, ya que el jefe de su empresa le había llamado para que formase parte de una reunión de la empresa, y para poder hablar con él.

—Se dice importante cachorrito.

—Iportamte -repitió el pequeño orgulloso, haciendo que su padre negara con ternura.

—El viaje me ha ido muy bien amor. Tan bien que me han ascendido.

—¿Asenido? -preguntó curioso el niño, sin saber el significado de la palabra.

— Si. ¿Recuerdas porqué trabajo Maxie?

—Ajá. Cuando trabajas te dan dinero. Y el dinero sirve para comprar comida, la casha, ropa...¡y regalos como Preshidente! -añadió alzando el gato para que su padre lo pudiese ver bien.

—Exacto amor. Un ascenso significa que haré otro trabajo y voy a ganar más dinero.

—Entonces...¿Podremos vivir en una casa más grande y comer más verduritas para que me haga un niño grande y fuerte?

Su padre asintió feliz, arrodillándose para abrazar a su hijo. Esa misma mañana su jefe le había dicho que después del trabajo perfecto que realizaba y que tenía que cuidar a un niño pequeño, le dijo que lo ascendería a jefe de grupo, lo que significaba que ganaría más del triple que su trabajo anterior y que podría pagar un buen piso para su hijo y para el. A parte de poder comprar comida en condiciones y algunos juguetes y libros para su cachorro.

Su jefe le había dado unos 200€ ese mismo día como adelantado asegurando de esa forma el ascenso. Con ese dinero había comprado mucha comida para su hijo y para él, a parte de un pequeño regalo para el pequeño.

—Esto es para ti amor -le dijo dándole un paquete envuelto en papel de regalo.

—¡Un regalo! -chilló feliz Max- Pero si no es Navidad ni mi cumple.

—Ya lo sé Maxie. Pero solo te quería regalar algo. Venga ábrelo amor.

El niño hizo caso y abrió el paquete.  Abrió mucho los ojos y sonrió de forma demasiado tierna (al menos para el omega) y sacó el contenido de la caja. Era un pequeño traje azul con una corbata roja. En la americana había una chapa donde ponía Presidente.

ABC Malec  (One-shots)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora