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Había pasado ya casi un mes desde que llegue y había conseguido coger un poco de peso. Ya no se veían mis costillas tras los vestidos más sueltos. Y mis pechos habían aumentado gradualmente.

Me puse delante de petra y esta pareció que se desmallaba. Puso las manos sobre su cara de asombro. Me condujo ante el espejo y vi el vestido que llevaba hoy.

Era de color rosa pálido de encaje. Petra me dijo que hoy podía librarme de corsé y ahora sé por qué. El vestido era ceñido a mi tronco y entre el encaje tenia transparencias que dejaban ver mi cuerpo entre tramas de encaje de flores rosa pálido. Había transparencias en casi toda mi espalda y vientre. Además se creaba una especie de escote.

-Me encanta.

No puedo decir nada más. Llevo el pelo ondulado suelto y unos fabulosos tacones de cristal.

Llaman a la puerta. Es Clark. Me despido con la mano y salgo de la estancia. Caminamos juntos hacia la biblioteca. Ya no lleva la mano sobre la espada, a pesar de que cada día entrena con migo y sabe que sigo siendo letal. Entramos en la biblioteca y nos sentamos en la esquina de siempre.

-Hoy quiero leerte una cosa.- Dice mientras saca un libro.

Lo pone sobre la mesa. Las letras del título son de color dorado. Y en la ilustración aparece una casa en el atardecer.

Abre el libro. No entiendo nada de lo que pone. Espero a que empiece a leer en alto pero no lo hace. En lugar de eso lee para sí mismo sin compartir la lectura. Me levanto arrastrando la silla y el levanta la vista. Se queda un momento intrigado en algo que hay en mi vientre y entonces caigo. Miro yo también. Las tres cicatrices son visibles por culpa de mi vestido. Me llevo las manos a ellas y me siento de nuevo.

-¿Qué te paso?- Me pregunta. –Te paso en las minas…

Asiento con la cabeza. Parece molesto.

-El primer día nada más llegar.-Digo y sus ojos se clavan en mí.-Me dejaron…

Termino la frase con un suspiro.

Me levanto de nuevo sin separar las manos de mi vientre y me dirijo hacia donde están los libros que entiendo. Me siento en el suelo y al ver que Clark no me ha seguido empiezo a leer.

Al cabo de un rato cierro el libro y me sobresalto al ver la mirada enfurecida de Clark sobre mí.

El pánico se apodera de mí. Sabe que entiendo lo que pone. Me agarra del brazo y me lleva fuertemente a mi cuarto. Entra y me empuja sobre la cama. Por suerte no está Petra porque se habría enfadado.

-No soy lo que crees.-Grito incorporándome sobre la cama. Él está delante de mí de pies asique su figura se ve agrandada.

-Me dijiste que no sabías leer…-Parece estar encajando las piezas. –Eres una…Elfa.- Dice a la vez que se sienta a mi lado. Apoya las manos sobre su cabeza.

-Por favor no se lo digas al rey. –Le suplico- Me matara.

-Porque no debería, eres una asesina.-Sentencia.

-Antes no lo era.-Digo mirando al suelo.

Clark me pasa la mano por la mejilla y me mira a los ojos fijamente.-Seguro que tenías elección.

-No la tuve, pero da igual. ¿¡No!?- Grito, me enfurezco y me pongo delante de él.- Igual que el rey y todos vosotros soy alguien que mata por sobrevivir.-Clark intenta decir algo pero le corto.-Porque matáis a los que son como yo…Nadie elige como nace. Pero el rey mato a mi familia, me dejo huérfana, a merced de los asesinos. Es normal que me revelara.- Le grito.

Me doy la vuelta. Me miro en el espejo. Las lágrimas no tardaran en atravesar mis mejillas.

-No se lo diré al rey, no le contare nada. – Dice.

Me giro esta delante mía, muy cerca de mí. Noto su respiración sobre mi cara. Mantengo mi mirada fija sobre sus ojos. ¿Por qué lo hará? Me agarra la mano, la acaricia entre las suyas.

-Quiero que me enseñes.- Dice, me sorprendo.-Quiero entender vuestra historia.

-No la conozco.-Digo separándome de él y sentándome en la cama. Me quito los zapatos y subo los pies  arrugando mi vestido.

Clark se acerca a mí, se sienta y la cama se hunde por su peso, lo que hace que me caiga hacia él.

-¿Cómo te convertiste en una asesina?

-Y...¿Tu cómo te convertiste en Capitán?

-Herede el título de mi padre.-Responde. Ahora me toca a mí.

-Tenía tres años cuando el rey masacro mi aldea. Me levante en el charco de sangre que había creado la muerte de mis padres. Asustada fui a pedir ayuda, pero estaban todos muertos. Todos. –Hago una pausa, limpio las lágrimas con el vestido. Clark me mira atento. Decido continuar.- Estaba perdida en un mar de muertos asique me metí en el bosque y camine hasta que llegue a un asentamiento. En él me encontré con Urdain que me enseñó a ser una asesina. Él fue el único que supo de donde venía…hasta ahora.- Dije mirando a Clark.- Y como nunca mostré algún ápice de magia no fue nada difícil esconder mi verdadera persona. –mire hacia la puerta- Asique la escondí, me cambie de nombre y así he vivido. Ganando dinero por mis trabajos. Hasta que alguien mato a Urdain y me delató, por suerte no sabía que era…porque si no estaría aquí ahora…contándote esto.

-¿Cuál es tu verdadero nombre?-Parecía tener la necesidad de saberlo.-¿Me lo dirías?

-Alhuim Hail, traducido más o menos seria como…Lobo triste.

Clark pareció estar pensando algo durante mucho tiempo. Luego se giró hacia mí. Puso su mano sobre mi mejilla.

-Me gusta. –Dijo mientras acariciaba mi rostro.  Note como su rostro se acercaba cada vez más al mío hasta estar casi pegados. Notaba su respiración encima de la mia. Pase mis manos sobre su cuello y le bese.

Nos fundimos en un beso cargado. Se inclinó sobre mi hasta que estuvimos tumbados uno encima del otro sobre la cama. Mis manos recorrían su cuerpo a la vez que nuestros labios se besaban.

No recuerdo como pero poco después estábamos los dos bajo la manta y ya no llevaba mi vestido.

Lobo triste.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora