Familia olvidada

capitulo 26

Jack entró dando tumbos en la oficina del director, habiendo entrado demasiado rápido.  "¿Obtuviste una respuesta sobre la magia de sangre?"

Dumbledore levantó la vista de lo que fuera en lo que estaba trabajando, de alguna manera pareciendo sorprendido y divertido.  "Sí, Jack, mi nota decía eso".

"Bueno, quería preguntar si era una respuesta concluyente, no solo... ya sabes, me estás respondiendo".  El espíritu se acercó, sentándose frente al escritorio de Dumbledore y luchando para no moverse.  "Entonces… ¿lo hiciste?"

"Ciertamente lo creo," dijo el Director.  "En realidad fue sorprendentemente simple. La magia de sangre simplemente requiere que haya sangre involucrada. Las criaturas que no tienen sangre no podrían participar en tal magia, suponiendo que tuvieran la presencia de ánimo para intentarlo en primer lugar. Durante una gran cantidad de  hechizos de sangre, en particular hechizos de protección, puede ser mantenido por personas con sangre común si el lanzador inicial no puede".

"¿Qué quieres decir con sangre común?"

"Bueno, los lazos familiares, al menos aquellos con los que uno nace. Cuanto más cerca está la persona del taumaturgo, más potente permanece el hechizo del taumaturgo. Por ejemplo, un hermano mantiene el hechizo casi tan potente como lo habría hecho el propio taumaturgo.  El padre del lanzador también es una buena opción, aunque disminuye un poco. Un primo hermano se reduce aún más, y un primo segundo aún más. Se sigue un patrón similar para los descendientes y los ancestros".

Jack sonrió y salió disparado de su silla.  "¡Genial, gracias!"

Dumbledore miró al Guardián extrañamente cuando salió de su oficina de alguna manera incluso más rápido de lo que había entrado.  Empezó a jugar con algunas teorías sobre las extrañas preguntas y el comportamiento de Jack, pero finalmente las descartó y volvió a su trabajo.  Después de todo, el espíritu tenía una tendencia a usar los recursos de los magos para ayudar con las preguntas relacionadas con el espíritu.  Mientras Jack continuara brindando protección adicional a los estudiantes de Hogwarts, Dumbledore tenía poca preocupación por cualquier otra cosa relacionada con el espíritu.  Después de todo, a pesar de sus mejores esfuerzos, los detalles y matices del mundo de los espíritus continuaron eludiéndolo.

Sí, no podía dedicarle mucho pensamiento.  No con todo lo demás que exigía su atención.

Era un fin de semana a fines de octubre y Harry deambuló por los terrenos junto al lago.  Ron y Hermione habían estado discutiendo sobre algo otra vez, probablemente lidiando con sus investigaciones sobre el profesor Evans.  Honestamente, no habían obtenido mucho de ningún lado;  ninguna de las historias de Ron sobre varias criaturas y seres míticos coincidía con lo que sabían de Jack.  Finalmente, los tres estaban en la misma página, pero no estaban llegando a ninguna parte.  Una vez que las fervientes discusiones de Ron y Hermione se volvieron demasiado sofocantes, Harry murmuró que se tomaría un descanso y tomaría un poco de aire fresco.

Mientras se sentaba, levantó la vista hacia el sonido de un aleteo lejano.  Una lechuza desconocida voló hacia él, ululando y ofreciéndole su pata.

Desconcertado, Harry tomó la carta, curioso por saber de quién sería.  Ciertamente, Sirius no le enviaría una carta ahora, no después de que Hedwig fuera interceptada.  Realmente no había nadie más que le escribiera que no supiera sobre eso.  ¿Quizás Hagrid?

Pero no fue así.  En cambio, era de alguien absolutamente increíble.

"¿Petunia Dursley?"  susurró con incredulidad mientras leía en voz alta la dirección del remitente.  ¿Por qué le estaría escribiendo ahora?  O alguna vez, sinceramente.