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— Voy a vender mi motocicleta

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— Voy a vender mi motocicleta.

— ¡Mi amor, no!

— Nay, esto cuesta como mínimo cinco veces mi sueldo en la cafetería de mis padres. ¡Cinco veces! ¡Yo no cago dinero!

Mina llama la atención de algunas personas en la tienda de joyería, donde ha estado con Nayeon todo ese viernes buscando el regalo perfecto para su suegra.

Y eso que el cumpleaños es al día siguiente, entonces está más desesperada.

— Cariño, podemos solucionar esto.

— ¡Esto! —Mina agarra el anillo que han pedido a la vendedora para mirar todos sus detalles. — Esto no tiene solución. La única solución es ser una maldita Kardashian y yo estoy lejísimos de serlo.

Suelta un suspiro bastante cansado, buscando impaciente con su mirada a la chica que atiende.

— ¡Hey! —la llama cuando logra divisarla.

Ella con una sonrisa radiante se acerca y junta sus manos en la barra de exhibición.

— ¿Decidiste que vas a hacer con el anillo? —aunque ese tono coqueto de la muchacha hacia Mina, produce confusión en Nayeon y hace que frunza el ceño. — Puedo convencerte en comprarlo si aún estás insegura.

— Uy no, realmente no podré comprar esto. —Mina deja el anillo sobre la barra de cristal. — Soy estudiante de último año y no tengo dinero de sobra. Con suerte puedo comprarme un videojuego y ni siquiera eso.

— ¿Pero estás completamente segura que...?

— Ni con tu sueldo podré pagar esta cosa, créeme. —la japonesa insiste en no llevárselo. — Ando con mi novia y también cree que es un precio muy alto. A menos que la cosa la hubiese ocupado Lady Gaga, ahí si te la compro, pero veo que no es así.

La chiquilla parece ofenderse y lleva disimuladamente su mano hasta su pecho, haciendo una mueca indignante. Mina solo sonríe un tanto divertida.

— Yo sé que no tú hubieses comprado esto. —señala el anillo. — Pero bueno, gracias por la atención tan rápida.

Nayeon, al oír ello, se acerca rápidamente a Mina y rodea sus brazos por su cintura. Al sentir el brazo de su japonesa abrazar sus hombros, sonríe triunfante hacia la vendedora.

— Y piénsalo dos veces antes de coquetear con una menor de edad, siendo tú mayor de edad. —concluye la más bajita.

Ambas salen de la tienda abrazadas sin separarse, Mina ya teniendo dolor de cabeza por las ideas nulas al regalo de Jihyo y Nayeon teniendo todas las intenciones de ayudar a su novia.

— ¿Y si le regalo un vino? Sangre de Dios, me lo agradecería. Una reliquia.

Nayeon pega un manotazo leve en su brazo riendo suavemente. — No digas eso. A mi mamá no le gusta mucho el alcohol.

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