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Mina, el día anterior, pasó de estar en casa de Nayeon a terminar en el hospital

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Mina, el día anterior, pasó de estar en casa de Nayeon a terminar en el hospital. Regañadas de su madre y padre se llevó, obviamente, Mina tenía una dieta estricta a causa de ser intolerante al gluten y debía de tomar algunos medicamentos para tratar lo mismo, y no volver a pisar el hospital.

Le pasaba más de niña que ahora, que es adolescente donde es más responsable de sí misma, pero eso no quita que hayan descuidos.

Y Nayeon, entre negaciones y negaciones, logró asistir a casa de Mina. Su madre se lo negó en un principio, pero únicamente por Jeongyeon accedió a darle permiso.

Ahora está de camino a la habitación de Mina, entre molesta y preocupada por la nombrada, pero trata de disimularlo.

— Perdona a mi hermana, en serio jamás les dije que eras intolerante al gluten. —murmura apenada, estriando esa taza de té a la menor.

Mina la recibe con una sonrisa y niega con su cabeza sutilmente, para después dejarla en la mesita de noche.

— Está bien, no es su culpa. Lo importante es que estoy mejor.

— Pero idealmente no debías de terminar en el hospital luego de cenar con mi familia. —Nayeon se recuesta a su lado, luego de haberle dado la taza. — Lo siento, cariño.

— Oh, de verdad no te tienes que disculpar. —Mina sonríe. — Son cosas de imprevisto, además que yo debí de ser responsable y preguntar antes de comer. En realidad es un fallo mío.

Nayeon no responde, solo se acurruca al lado de Mina buscando cariño de la misma y también calidez, porque una de las mejores cosas que puede hacer un fin de semana, es recibir todo tipo de gesto cariñoso que venga de Mina.

— Tú te enfermas solo porque mi mamá me pidió que te llevara a casa. Si piensas que mi familia es un desastre, estás en lo correcto. —suspira, acariciando el vientre de la menor con lentitud.

— No son un desastre. —sabe que sí. — No totalmente.

Nayeon solo se acomoda sobre el pecho ajeno, calmando su respiración cuando las yemas de lo dedos de Mina comienzan a acariciar su hombro con suavidad y delicadeza.

Mina siempre toca su cuerpo como si fuese un cristal, no ha tocado un solo cabello suyo sin consentimiento de Nayeon y la misma se muere porque la menor deje ese cuidado, esa sutileza y ternura, para poder dar cierto peso que, a perspectiva de Jihyo, es la peor cosa que podrían hacer para su pequeña.

Pero nadie está ahí aparte de Mina. Los padres de la misma siguen trabajando, están completamente solas y su novia está mucho mejor del estómago que antes.

— Minari. —llama tiernamente.

— ¿Mmh?

— No hay nadie en casa... —murmura, comenzando a jugar con sus dedos sobre el vientre de Mina. — Podríamos...

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