Pov Ethan

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El cuarto de Valentina estaba de cabeza, la puerta estaba rota y su pecho se contrajo pensando que algo le podría haber pasado, recorrió la habitación, acomodó el colchón, revisó el baño y por último el vestidor.

Cuando abrió la puerta, la vio tan aterrada, con una expresión adolorida y su mano en sus costillas, se asustó, no quería que le suceda nada, ni bien le informaron que habían logrado meterse a su residencia no pudo dejar de pensar en ella, no podía sucederle nada y verla en ese estado le hizo despertar distintas emociones, el enojo, la preocupación que ya la tenia pero se intensificó y las ganas de matar a alguien.

Le hizo upa como un bebe, sabía que estaba invadiendo su espacio personal, que no tendría que hacer eso sin su permiso, pero necesitaba asegurarse de que esté bien y a ella no pareció importarle cuando rodeó sus brazos por su cuello y escondió su cabeza en el mismo.

Se sentó en la cama con ella en su regazo, seguía escondida en su cuello, le acarició el pelo y le preguntó si le había sucedido algo, ella tocó sus costillas, preguntó si podía ver, ella asintió y levantó su remera de pijama, tenía un gran golpe en las costillas, estaba rojito tornándose violeta, le ordenó a uno de sus hombres que le traigan crema, hielo y ibuprofeno. Una vez que se quedaron solos intentó sacarla de su escondite para poder hablar y preguntarle qué había sucedido, fue algo que no logró, sentía las lágrimas de la chica cayendo en sus clavículas y cómo su cuerpo temblaba con pequeños espasmos.

-Ratoncito puedes explicarme que paso, deberás me estas poniendo nervioso- él sabía que ninguno de los hombres de Mike, fueron quienes la lastimaron, había sido de otra forma y quería saberlo. Mientras Valentina permanecía en su cuello llorando el pensaba en como destruir a Mike, no sabe con quien se metió, lo iba a hacer pagar, lo iba a tortura hasta que rogara por su vida y lo dejaría agonizando, hasta que toda su sangre deje su cuerpo y  pero no lo dejaría descansar en paz, ni un minuto, habían asustado a su ratoncito y iban a pagar por ello.

Luego de unos minutos, cuando su hombre le trajo lo que le pidió, los sollozos cesaron y Valentina salió de su escondite. La recostó en la cama y tras un asentamiento procedió a ponerle la crema por todo su moretón, ya más notable, mientras ella le contaba todo lo sucedido, deberás se había enojado, qué tan bruto tenes que ser para revolearla así, la cosa era protegerla no tirarla por lo aires.

Al terminar de ponerle la crema le trajo un vaso de agua para que tomara el ibuprofeno y no le doliera tanto la mañana síguete, se quedó poniéndole hielo un rato más mientras le contaba lo que iba a pasar a partir de ahora, se veía asustada aun, no quería dejarla, temía que algo le sucediera mientras él no estaba presente.

Valentina poco a poco se fue quedando dormida por el toque delicado que le daba Ethan en su brazo, cuando entró en un profundo sueño, él se levantó le dio un beso en la frente y se dispuso a llevar el hielo a la cocina.

Esa misma noche dos horas después Ethan se encontraba camino Italia planeando su venganza.


PerdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora