05 | FERIA DEL TERROR

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LING

Estábamos en la feria. Era un lugar familiar, agradable. Por extraño que parezca había mucha gente en el. Familias, parejas y amigos felices que disfrutaban lo que quedaba de noche en la atracción más famosa del pequeño pueblo. Para ser un pueblo pequeño la feria era grande, podrías fácilmente perderte entre las atracciones. Desde carritos chocones hasta columpios voladores. Había contado fácilmente 3 montañas rusas, una tan grande y tan alta como si estuviera al mismo nivel que el oscuro cielo.

Lo que más me gustaba de todo, era la iluminación. Toda la que no había en el pueblo con facilidad estaba en la feria.

Ya teníamos dos horas ahí. Habíamos decidido montarnos en las atracciones pequeñas para dejar las que mejor se veían de último, aunque hicimos un pequeño break para pedir algo de beber en la mini tienda de dulces, que justo yacía al lado de los carritos chocones.

El break solo sirvió para hacerme pensar que Edward aún no había llegado. Inminente mente fruncí el ceño, tomé mi teléfono dándome cuenta que aún no había señal. Desde que llegamos no había. Estaba preocupada.

¿Será que no encontró como llegar? Para nosotros no fue tan difícil, aún teníamos conexión antes de llegar aquí y nos guiamos por Google maps. Pero...

¿El tendrá señal?

¿Será que se perdió en el bosque?

¿A quién le pediría ayuda si parece que todos están en la feria?

—Jooder, dejar a Edward en el motel si que te dejó mal, no le des tantas vueltas. —Mack, quien había dicho esas palabras con indiferencia siguió su camino a ninguna parte a mi costado bebiendo de su té rojo. Seguía jugando con la pajilla. Se había dado cuenta como decayó mi humor en fracciones de segundo. —Edward es un idiota, todos los hombres lo son. Si quiere quedarse encerrado en una habitación estando de viaje, es su jodido problema.

Quise replicar, decir que no era un idiota, solo que no le gustaba salirse de su zona de confort, sin embargo no pude. No me dio la voz, por alguna razón compartía un poco la opinión de Mack.

No era un idiota, pero se estaba comportando como uno. Debió llegar con nosotros, debió venir con nosotros. No debió quedarse.

—Trata de dejar tu enamoramiento por el, Ling. Edward no corresponde ninguno de tus sentimientos, lo sabes. Si sigues detrás de el como su perrita faldera lo único que harás es que te rechace más.

Donde se ocultan los sueños ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora