2; 𝘉𝘶𝘴𝘤𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘵𝘶𝘴 𝘤𝘢𝘳𝘪𝘤𝘪𝘢𝘴

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La alarma incesante de mi celular me
despertó, abrí los ojos y por un instante me sorprendí al ver que no estaba en mi recámara, entonces recordé lo que había sucedido la noche anterior y no pude evitar
reírme como una niña después de haber hecho una gran travesura.

Me levanté y no había ningún rastro de él, ni siquiera una nota "regla número 3: no lazos afectivos" recordé que lo había dicho muy claramente,
así que recogí mi ropa, me vestí y salí de la habitación, esperaba poder llegar a tiempo a la oficina.

Al dar un paso fuera del hotel sentí
el aire fresco de la mañana pero
extrañamente lo sentí diferente esta vez, hasta cerré los ojos por unos segundos para disfrutarlo, algo había cambiado en mí después de esa noche.

Eran las 9:30 cuando entre a la oficina, era la primera vez que llegaba tarde en el año que tenía trabajando ahí, de inmediato vi el enorme arreglo floral que estaba sobre mi escritorio y que dejaba muy por debajo el ramo de rosas que había recibido ayer, sentí que el corazón se me aceleraba al pensar de quien podría ser.

En cuanto Emma me vio entrar, me siguió corriendo y cerró la puerta
tras de sí mientras yo tomaba la nota que tenía el arreglo.

"Mi amor, en verdad perdóname por no haber podido estar contigo ayer, pero te prometo que festejaremos tu cumpleaños, aún no sé exactamente cuándo pero considéralo un hecho. Con todo mi amor, Adam."

Claro, ¿quién más podría enviarme flores que no fuera mi novio?, no sé cómo pude pensar por unos instantes que había sido el desconocido de anoche "no nombres, nada
que pueda dar un indicio de quienes somos en realidad", recordé las reglas y tenía que recordarlas a menudo si quería que eso siguiera funcionando, pero, ¿qué estaba pensando?, ¿acaso iba a volver a llamarlo?, sonreí y sacudí la cabeza tratando de disipar
esas ideas que me rondaban.

– A ver amiga, cuéntamelo todo, con lujo de detalles, sabes que soy una morbosa exclamó Emma ansiosa oliendo las flores.

- ¿Qué quieres que te cuente? - pregunté rodeando el escritorio para sentarme en la silla frente a ella.

- ¡Dios!, ¿y todavía lo preguntas?, llegas media hora tarde, te llega este hermosísimo arreglo floral y además traes un brillo en los ojos y una sonrisa en la cara que jamás te
había visto, la celebración de tu cumpleaños debió ser memorable, Adam debió lucirse y recompensarte en grande, así que quiero los
detalles ahora mismo - dijo más emocionada, y se sentó recargando su cabeza en ambas manos mirándome.

Y, sin saber, mi amiga le había atinado perfectamente a la descripción de la celebración, realmente había sido memorable, pero, ignoraba que Adam no tuvo
nada que ver con ello.

Emma era además de mi compañera de trabajo, mi mejor amiga, a los pocos días de conocerme, me contó cómo había huido el papá de su hija después de saber que estaba embarazada y, de ahí, una gran confianza surgió entre las dos, pero a
pesar de eso, dude si era buena idea
compartirle lo que había hecho en mi
cumpleaños, ella sentía gran simpatía por Adam y siempre me decía que éramos la pareja perfecta.
No, definitivamente aquella aventura era mejor mantenerla en secreto.

- Pues, temo desilusionarte porque no hubo tal celebración, el arreglo se debe a que, precisamente, Adam no pudo llegar para llevarme a cenar.

– Él siempre tan detallista - dijo sacando una orquídea del arreglo.

- Bueno, de alguna manera intenta
recompensar el poco tiempo que pasa a mi lado.

- Sabes que si trabaja tanto es para tener un patrimonio seguro y en algún futuro casarse contigo y darte todo lo que mereces.

¿Estás libre está noche?-Louis Partridge Donde viven las historias. Descúbrelo ahora