💌Capitulo 8💌

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- Mucho gusto - dijo en tono neutral y me
extendió la mano.

Pero, yo no quería estrechársela, ya conocía
los efectos en mí cuando me tocaba, aunque
esta situación era completamente diferente,
pero no quería arriesgarme, ni siquiera podía
hablar por el enorme estado de shock en el
que me encontraba, sentía mis rodillas
temblar y un sudor recorrer mi cuerpo, si no
fuera porque tenía a Adam sujetado de la
cintura ya me hubiera desvanecido. No
entendía como él podía estar como si nada,
como si en verdad fuera la primera vez que
me veía en su vida, deseé tener la misma
fortaleza o desfachatez, no sabía cómo
calificar su actitud. Tomé un fuerte respiro y
apreté con la mano a Adam, casi enterrándole
las uñas.

- Igualmente - respondí estrechándole la
mano, pero la retiré con rapidez.

- Sin que me lo tomes a mal Adam, tienes
una novia muy linda - ¿cómo decía eso?

- Oh, yo lo sé, gracias, además es una
excelente chica, la única que me aguanta el
ritmo de trabajo y casi no se queja, por eso
trato de complacerla lo más que se pueda
dijo de lo más amoroso mientras deslizaba un dedo en mi nariz.

-Sí, se ve que están muy enamorados- exclamó en un tono frío.

- ¿Te sientes bien___?- preguntó Adam mirándome preocupado.

- Un poco mareada, creo que la cerveza ya se
me subió, necesito refrescarme, con permiso.

Salí prácticamente corriendo al baño y una
vez adentro me recargué en la puerta y me
llevé las manos a la cara, ¿por qué me pasaba
eso a mí?, ahora sí que el destino me había
jugado una broma demasiado macabra, de
todas las posibilidades que había de
encontrármelo, jamás me imaginé que fuera
con mi novio y mucho menos que se
conocieran, pero, ¿de dónde?, yo conocía a
todos los amigos y compañeros de Adam,
tendría que tratarse de algún cliente.

Y lo peor, era no tener la menor idea de lo
que pasaba por su mente, aparte de
empresario, ¿sería actor?, ¿cómo podía tener
el rostro sin ninguna expresión?, ¿acaso
sabría que me encontraría aquí?, no, por
supuesto que no, aunque conociera a Adam y
supiera que tenía novia, no había forma de
que supiera que yo era precisamente esa
novia, además, no me habría llamado si hubiera sabido que estaría aquí.

Me acerqué al lavabo y dejé correr el agua,
mojé mis manos y las puse en mi nuca y luego
me mojé la cara, tomé varias toallitas de
papel para secarme, estaba pálida como una
hoja de papel, ¿cómo fui tan tonta para creer
que ese jueguito iba a continuar por tiempo
indefinido? Es tan típico que, cuando siempre
te portas bien, el día que haces algo indebido
te sale mal. Tocaron a la puerta y eso me hizo
salir de mis pensamientos, tiré las toallitas al
bote.

- _____, ¿estás bien?- preguntó Jacob del otro lado.

- Sí, todo bien.

- ¿Quieres que nos vayamos?

- No, te digo que fue la cerveza, pero ya se
me paso - respondí abriendo la puerta.

- Estás muy pálida, ¿seguro que te sientes
bien?

-Sí, creo que se me bajó la presión, pero no
te arruinaré - dije poniendo mi mano en su
mejilla - esta noche - agregué ocultando el
verdadero trasfondo de ese comentario.

El sonrió, me dio un ligero beso en los labios,
me tomó de la mano y nos dirigimos a nuestros lugares. Louis estaba parado frente a la mesa preparando unas bebidas, una chica estaba a su lado platicándole muy entusiasmada, era un poco bajita, de tez levemente oscura, ojos cafés, cabello castaño
que le llegaba debajo de los hombros y con
una gran sonrisa, traía unos jeans y un jersey
de los Gigantes, al parecer era fan del equipo.
Vi que le acaricio el cabello a él y los celos me
inundaron, pero, ¿cómo podía estar celosa?,
era seguro que él tuviera a alguien en su vida.
Nos acercamos y la chica saludo a Adam.

¿Estás libre está noche?-Louis Partridge Donde viven las historias. Descúbrelo ahora