nueve

775 136 22
                                    

La relación entre Kazutora y Kaida cada día se iba siendo más fuerte, pues desde ese día que ambos lloraron como nunca antes lo habían hecho frente a frente, fue el momento perfecto en que sus sentimientos se mezclaron y ahora no había situación e...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La relación entre Kazutora y Kaida cada día se iba siendo más fuerte, pues desde ese día que ambos lloraron como nunca antes lo habían hecho frente a frente, fue el momento perfecto en que sus sentimientos se mezclaron y ahora no había situación en que no los vieran juntos. Aunque claro habían excepciones y una de esas había sido justamente el día en que la Tokyo Manji había sido creada luego de otra paliza que le habían dado a Hanemiya. Kaida solo llegó tiempo después en donde alcanzó a limpiarle sus heridas.

—Deberías ser parte de nuestra pandilla, Kaida. —le dijo Pah.

—No, gracias. —respondió con una sonrisa—. Puede que en un futuro, pero ahora no estoy interesada.

—Eso, eso. —dijo Manjiro—. Mi deber es protegerte, así que no te metas a la pandilla.

—Bueno, ¿De qué división seré capitana?

—¡Oye! Dijiste que no te ibas a integrar. —le gritó su amigo rubio ofendido.

—Y no lo haré, solo te estaba molestando, pero que te quede claro que sí soy capaz de estar en una pandilla de solo hombres, solo que no me llama completamente la atención. —mencionó, alzando sus hombros—. Me queda desearles suerte en sus próximas peleas.

—¿Puedes besar mi mano para que tu profecía se cumpla?

Kaida le dio una miradita de asco a Mikey y él puso los ojos en blanco, era obvio que ella no iba a hacer eso.

—Por cierto, ¿Quiénes te golpearon? —le preguntó Sugawara, tomando asiento en los escalones del templo junto a Kazutora.

—Black Dragons de la novena generación.

—¿Eh? —parpadeó—. ¿Cómo es eso posible?

—Se han vuelto así desde que el hermano de Mikey la haya disuelto. —comentó él, soltando un suspiro—. Demonios... me duele toda la cara.

—Creo que ando con ibuprofeno. —dijo buscando en su mochila las pastillas. Le dio una a Hanemiya y él agradeció. Kaida también le dio un poco de agua que estaba llevando consigo, pues casi todas las tardes salía a correr.

—Gracias. —le devolvió la botella, pero ella le dio un largo sorbo antes de guardarla.

El sol estaba escondiéndose, dándole colores anaranjados al cielo. Kazutora miró los ojos grises de Kaida que lucían hermosos bajo el reflejo del ocaso. Estaba tan enamorado de ella.

—¿Color favorito? —habló de repente Hanemiya confundiendo a Kaida. Se encontraban solos, pues el resto de los chicos se habían ido para dejarlos en paz, aunque Manjiro hizo berrinche en quedarse cerca de Sugawara.

—Rojo. —respondió risueña—. ¿Estilo favorito?

—Animal print.

—¿Es considerado uno? —lo miró con una ceja alzada, divertida.

—Para mí lo es. —sonrió—. Postre favorito.

—Pie de limón. —pensó la siguiente pregunta—. Persona favorita.

—Tú. —ni lo pensó. Las mejillas de ambos se pusieron rojas y Kaida abrazó sus piernas—. ¿L-La tuya?

—También eres tú. —le dijo con un hilo de voz. El corazón de Kazutora dio un vuelvo y comenzó a latir como loco. Que genuino el amor pre adolescente.

Ambos chicos se mantuvieron en silencio luego de esa inocente confesión. Se sentían avergonzados de mencionar palabra alguna. Sus manos estaban tan cerca que de un momento a otro Kaida tuvo el atrevimiento de entrelazar sus dedos con los de Kazutora. La chica tenía su mirada desviada y sus mejillas estaban muy rojitas, resaltando el lunar en la punta de su nariz. Hanemiya no se movía ni un centímetro, pues estaba demasiado nervioso a pesar de que el acto de juntar sus manos era normal para ellos, hoy, en este momento, tenía un significado completamente distinto. Para ellos se sentía diferente.

—Hay... hay algo que quiero decirte. —comenzó a hablar Kazutora, llamando la atención de la chica. Sus hermosos ojos grises se posaron en los ámbar de él.

—Dime. —posó sus manos entrelazadas en su regazo y, con su pulgar, le hizo leves caricias en el dorso. Kaida tenía un vago recuerdo de su mamá haciendo lo mismo con ella cuando se iba por noches al burdel y la dejaba a solas con su papá.

—Y-Yo... —un sonrojo lo atacó y sus ojos se cerraron con fuerzas. No se atrevía a decirlo.

Kaida se derritió de la ternura en ese instante y, con una suave risa, miró hacia el frente.

—A mí también me gustas, Kazutora.

Hanemiya abrió sus ojos con sorpresa y miró a la chica sin poderse creer lo que había escuchado. Kaida lo miró con una leve sonrisa y sus ojos levemente más grandes a causa de sus cejas alzadas.

—¿C-Cómo supiste? Digo, ¿Yo también gusto de ti? —seguía sin creérselo.

Ella asintió—. Solo lo intuí. Y sí, me gustas mucho. —bajó la mirada avergonzada. Nunca había tenido este tipo de situaciones bochornosas.

Los ojos de Kazutora se llenaron de lágrimas por unos segundos. Era, sin dudas, el mejor día de su vida. Abrazó con fuerzas a Kaida ganándose un gritito de sorpresa por parte de ella y no la soltó hasta que pudo tranquilizar sus inmensas ansias por querer llorar y gritar a los cuatro vientos su gran felicidad y emoción.

—K-Kazutora, me estás ahogando. —le dijo, dándole leves palmaditas en la espalda.

—¡A-Ah, lo siento! —se separó de ella abruptamente y rascó su nuca nervioso. Kaida se sentía emocionada por estos nuevos sentimientos que estaba experimentando.

Sin embargo, ambos muchachos se sentían muy inmaduros como para dar el siguiente paso de la confesión: una relación. Así que, estuvieron de acuerdo en comenzar algo más adelante, cuando estén más grandes, por lo que ahora se iban a dedicar a ser felices y estar el uno para el otro.

 Así que, estuvieron de acuerdo en comenzar algo más adelante, cuando estén más grandes, por lo que ahora se iban a dedicar a ser felices y estar el uno para el otro

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
pretty boy || kazutora hanemiyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora