Mientras todos lo miraban con terror y desprecio, ella lo observaba con todo el amor que alguna vez le faltó en su vida.
Créditos al causante de todas mis pesadillas: Wakui Ken♡
Créditos también a todas las imágenes<3
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El tiempo pasaba y los cumpleaños se acercaban. Se encontraban en el mes de agosto en donde próximamente caería el día de cumpleaños de Manjiro, cumpliendo así los trece. Kaida, a pesar de no llevarse al cien por ciento con él, decidió hacerle un regalo. Y para eso compró varios dulces de sus favoritos y los metió dentro de un gigante globo en forma de taiyaki.
—¿Crees que le guste? —le preguntó a su hermano, quien había entrado a su habitación y tirado a la cama para encender la tele.
—Le regalas eso y te idolatra de por vida. —puso los ojos en blanco—. Sí, le gustará, pero mete después los dulces, aún no es su cumpleaños, es en una semana más.
—Lo sé, pero quería ser precavida. Además, me lleve bien o no con él, últimamente se ha preocupado mucho por mí.
—Tienes razón, bueno —suspiró—, hoy los chicos quieren ir a la playa. ¿Te animas?
—Mm, no tengo muchas ganas de salir hoy. —le dijo mirándolo con una mueca.
—Kazutora dijo que vendría a buscarte, pero es idiota y fácilmente puedes irte conmigo.
—Agradezco la invitación, pero en verdad no tengo ganas de salir. —indicó—. Estoy algo malita del estómago así que tus papás me llevarán al doctor en la tarde.
—¿Qué tienes? —se apoyó de un codo para verla mejor. Sus cejas estaban fruncidas con preocupación.
—No lo sé, quizás algo que comí y me hizo mal. —alzó sus hombros—. Estaré bien. Anda y diviértete con los demás.
—No será tan divertido si no vas tú. —hizo una mueca y Kaida bufó.
—No te pongas tan cursi.
La tarde llegó y así Kaida fue al hospital. Le dijeron que tenía el colon irritable y debía tomar unas pastillas para que se le pasara. Sus padres adoptivos quedaron más tranquilos con esa noticia, ya que pensaron que pudo haber sido una apendicitis y eso era un poco más grave y operable. Pasaron a comer a un lugar de comida rápida, en donde Sugawara solo pidió unas ensaladas con trocitos de pollo.
—Kaida, querida. —habló la mamá de Keisuke—. Queríamos darte esta noticia hace una semana atrás, pero no se nos había presentado la oportunidad. —ella y su esposo compartieron una mirada cómplice y estiró una de sus manos para que Kaida la tomara—. El asunto legal para que pases a ser una Baji fue aceptado. —dijo con emoción—. Logramos contactarnos con tus padres y que firmaran el acuerdo de adopción así que... oficialmente, cariño, bienvenida a la familia Baji. —unas pequeñas lágrimas cayeron por el rostro de la mujer.
Los ojos grises de Kaida poco a poco se fueron llenando de lágrimas que fueron deslizándose por sus mejillas. Estaba emocionada, conmovida por poder formar parte de una familia que realmente hizo hasta lo imposible para conseguir su custodia. Le hacía ilusión por formar parte de una familia que sí la quería, que sí se notaba real preocupación por ella, pero por sobre todo tener a un espectacular hermano que desde el día que se conocieron la recibió con sus brazos abiertos.
