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Cada día del año ella escribía una carta para Kazutora

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Cada día del año ella escribía una carta para Kazutora. Y no para mandársela al reformatorio, sino para desahogar cada sentimiento que pasaba por su cabeza cuando pensaba en él. La verdad fue más cruda para Kaida cuando se enteró que Shinichiro había muerto a manos de Hanemiya. Los meses restantes del año ella le tuvo un rencor y odio tremendos, ni siquiera para el día que ambos cumplían años, ella se acordó de él.

Quizás la verdadera razón de su molestia hacia Kazutora era que no había cumplido con lo prometido hace dos años atrás y la supuesta relación que iban a formar una vez estuvieran más grandes.

Ahora volviendo a tema, Keisuke era un caso especial, pues Manjiro había testificado a su favor y los años de condena fueron reducidos a meses, por lo que él se encontraba en casa junto a ella. Pero a pesar de que vivían juntos, la comunicación entre ellos se volvió más cortante y lejana.

Baji había cambiado mucho para los ojos de su hermana, no físicamente, sino que de personalidad. Era más frío con el resto, no le importaba hacer comentarios sarcásticos y se encerraba en su habitación casi todo el día con sus audífonos puestos a todo volumen. La única vez que salía era en las noches para alimentar a los gatitos de la calle.

La familia Baji en sí había cambiado. El papá no pudo soportar todo y se fue de la casa. Caso contrario a la familia Sugawara. Y la mamá... Kaida la había pillado más de una noche llorando en silencio por lo sucedido con su esposo e hijo.

Kaida... ella había crecido tanto mental como físicamente. Había ido a terapia por dos años y eso le ayudó bastante para sanar consigo misma y con el resto. Por eso escribía cartas dedicadas para Kazutora, para algún día entregárselas y hacerle saber todo lo que pensó de él desde el último día que lo vio. No mentiría que lo extrañaba, pues pasaron de estar casi todos los días juntos a estar separados por dos años completos. Sin embargo, todavía quería oír las razones de porqué Hanemiya hizo todo esto. ¿Le tenía rencor a estas alturas? Ya no, pues muy internamente, ella lo perdonaba.

Habían pasado muchas cosas en este año, como por ejemplo, Draken casi moría, pero lograron salvarlo gracias a un tal Hanagaki Takemichi. Kaida lo conoció, pero no hablaron mucho por el poco tiempo que tenía la chica. Ella había logrado entrar a la academia de arte y fotografía, y hace pocos meses atrás, de regalo de navidad, sus padres le habían dado una cámara. Pues a los trece nunca entró a trabajar a esa cafetería, sino que prefirió ver por su salud mental y gastó sus ahorros en las sesiones. Presentía que se estaban volviendo a repetir varias tragedias que pensó que había dejado atrás.

Todos los días visitaba la tumba de Shinichiro sin falta. A veces iba en compañía de Manjiro, otras veces con Keisuke, otras con Emma, pero prefería ir sola, ya que esa dependencia que había desarrollado hace tres años atrás, había logrado desaparecer. No obstante, ella sentía que no, pues algo le faltaba en su vida para que desapareciera por completo.

-Kaida. -el llamado de su hermano la dejó un poco asustada, pues estaba concentrada escribiendo una carta-. ¿Me acompañas?

Ella asintió levemente y se puso de pie, arreglando el vestido que su mamá dijo que se le vería bonito si lo usaba, ya que era ambientado en los años 70 y además combinaba con el gris de sus ojos. Era extraño para ella a estas alturas estar tan cerca de Keisuke, pues ambos se estuvieron ignorando por largos meses hasta que no aguantaron más y conversaron de la sucedido. Ahora solo hablaban cuando era necesario y de vez en cuando Kaida lo acompañaba a alimentar gatitos, y eso era lo que justamente iban a hacer ahora.

Keisuke le pasó un poco de comida y se adentraron a un callejón en donde se encontraron a una familia gatuna maullando de hambre. Kaida se puso en cuclillas y poco a poco fue poniendo granitos de comida en el suelo. La gata, que era la mamá, dejó que sus crías comieran primero hasta que después ella continuó. La chica sonrió con suavidad y luego miró a su hermano. Sus ojos brillaban y tenía una amigable sonrisa en sus labios: realmente era un amante de los felinos.

-Una vez tuve un gato. -dijo Kaida llamando la atención de Baji-. Me regaló una señora de la calle que ya no tenía más recursos para cuidarlo. -contó con tristeza-. El gatito estaba desnutrido, pero sus ojos amarillos brillaban como no te imaginas. -sonrió, recordando lo bonito que era ese animalito-. Nadie de mi familia se había dado cuenta de que yo tenía una mascota en casa, y el gato, sorpresivamente, nunca emitió sonido alguno. De hecho, para hacer sus necesidades, salía por la ventana de mi habitación y volvía solito. -suspiró-. Un día tuve que quedarme hasta tarde en el colegio haciendo un trabajo con dos compañeros míos y cuando llegué buscando a Peke J, lo encontré muerto en mi cuarto. -bajó la mirada nostálgica-. Papá se había dado cuenta hace días de su presencia, solo que esperó el momento perfecto para darle veneno y más encima, fue lo suficientemente idiota para dejarlo encima de mi cama.

Keisuke escuchó todo con atención, sintiendo impotencia de que existiera gente así.

-Lo siento mucho...

-Yo también lo siento, pero después de llorar tanto y haberme sentido culpable por su muerte, me di cuenta que lo poco que ese gatito estuvo conmigo pudo ser feliz. -se puso de pie, Keisuke la imitó-. Así que a estas alturas de mi vida pienso en él como un angelito, como también pienso así de Shinichiro. -sonrió, mirando al cielo. Baji se tensó por un instante, pero al sentir la mano de Kaida junto a la suya, se relajó y la miró. Eran casi del mismo porte, pues la chica había crecido bastante y se había vuelto una mujer muy bella-. Te extraño. -confesó, sintiendo sus mejillas calientes-. Extraño a mi hermanito, así que por favor, aunque no todo será como antes, que al menos nuestra fraternidad prosiga.

Keisuke no tardó en asentir y abrazó a Kaida con fuerzas. La chica soltó un suspiro de alivio y acarició la espalda de Baji para darle apoyo, pues el muchacho se había puesto a llorar de lo mucho que extrañaba contarle todo a Kaida o de simplemente tener su compañía en la tarde. La chica se separó de él y le sonrió antes de entrelazar su brazo con el suyo.

-¿Y bien, seguimos alimentando gatitos?

Perdón si no subo capítulos tan seguido, pero estoy en la universidad y loa tiempos son agotados

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Perdón si no subo capítulos tan seguido, pero estoy en la universidad y loa tiempos son agotados. A pesar de que esta semana salgo temprano todos los días, tengo que estudiar para la semana de evaluaciones y me quiero morir. Manden ánimos.

Espero les haya gustado el capítulo y nos leemos en los próximos. Besitos en la colita 😙

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⏰ Última actualización: Apr 26, 2022 ⏰

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