Capitulo 4

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lluvia de amor
05 de octubre de 1890

La cena había sido todo exitoso social, repetía su madre una y otra vez desde aquella noche, Louis no le prestaba mucha atención porque estaba ocupado pensando en aquel ruloso, había vuelto a clases en la última semana, había sido aburrido, y estaba impaciente porque ya sea de vacaciones, estaba cansando de escribir cientos de palabras en tinta, pero aunque sea estaba un poco emociónado, hoy había quedado con el francés por dar un paseo en caballo.

[...]

El viento era abundante, muchas hojas caian, más de lo habitual, los árboles ya tenían muy pocas en sus ramas, las calles de londres estaban un poco húmeda por la gran tormenta que asoto la noche anterior, pero de igual manera el francés no había cancelado su pequeña invitación con el castaño, eso le emociónaba a louis que aunque hubieran ciento de cosas por las que no pudieran verse, aún lo hacían.

-Es un día muy lindo ¿no cree?- pronunciaba el castaño mientras bajaba las escaleras del porche blanco del hogar del castaño.

- Si, muy iluminado creo yo- río ante la expresión del ruloso cuando una gran ráfaga de viento reboloteo sus rulos.

Se subieron a los caballos, el de Louis una yegua blanca muy linda llama Eylor y Harry un caballo café con algunas manchas blancas llamado Enli, estaban muy felices, Harry le contaba sobre su ajetreada vida.

El ya había salido del colegio hace dos años toda su vida estudiantil la paso en Francia, en cambio Louis le decía que recién cursaba su último año.

Siguieron paseando por uno de los parques principales de Londres, viendo cuántas personas pasaban, con risas, serios o hasta algunos enojados, pero ambos solo se percataba en sus miradas y palabras, hablando de sus tarde y mañanas, Harry le comunicaba que no había podido dormir bien y había estado ocupado por decenas de desayunos almuerzos y hasta cenas con doncellas que deseaban casarse con el.

Louis sentía un gran nudo en la garganta cuando Harry pronunciaba las últimas noticias.

Que Harry se case no es algo que esté en sus planes pero tal vez sería bueno, para cortar de raíz lo raros sentimientos que estaba empezando a sentir.

-Lou, el cielo está oscureciendo, deberíamos volver por si empieza a llover- suspiraba el rizado mientras miraba con afán el cielo gris.

-Si, pienso lo mismo hazz- pronunció el castaño y ambos giraron en su propio eje tratando de dirigir a los animales.

La lluvia asoto más rápido de lo que pensaban teniendo que parar en una hostería para poder secarse y esperar a  que deje de llover tan fuerte.

-¿Te hace frío?- pronunciaba el rizado viendo el labio temblando del castaño que yacia a su lado, los dos con una manta tratando de calentarse lo más que pudieran.

-Un poco, pero nada de que preocuparse- dijo y sonrió.

La hostería no era la más glamurosa, ni tampoco la más putrefacta, le brindaron unas cuentas mantas y un asiento en la sala de espera, igualmente un lugar para sus caballos en el establo todo por una libra, un gran negocio dijo el rizado y el castaño se limito a reír.

Había pasado más de media hora, a este punto estaban completamente abrazados tratando de consolar calor, la lluvia no había terminado más bien se había agravado mucho más y ya estaba por oscurecer.

-Deberíamos dormir acá- dijo Harry mientras dejaba de pasar sus brazos por los hombros de Louis.

-Oh, creo que sí, la lluvia está demasiado fuerte- finalizó.

-Ok, voy a preguntar por dos habitaciones, espérame aquí- pronunció el rizado y enseguida se levantó del asiento y camino hacia la recepción.

La verdad era que ninguno de los dos tenían frío, se les habría brindado un par de pantalones y sacos, agradecimiento por el gran trabajo del duque de York dijo la trabajadora.

Simplemente disfrutaban estar abrazados y tener una excusa para hacerlo en público.

Les había dado dos habitaciones una al lado de la otra, un gran consuelo para Louis pues no había dormido nunca fuera de su casa excepto en algunos hoteles de lujo en América pero siempre en una habitación con su hermana menor, Lira, así que está era totalmente nuevo.

No para Harry pues ya estaba acostumbrado a estar mucho tiempo solo .

-Si necesitas algo no tengas pena en preguntarme voy a dejar la puerta sin llave ¿ok?- pronunció el rizado mientras miraba como el castaño habría su puerta y se introducia a su habitación.

-Claro, yo igual- dijo el castaño y enseguida se arrepintió ¿como si Harry necesita algo de mi? se repitio.

La noche se sintió muy larga, Louis no pudo consolar el sueño, grandes pensamientos estaban en su cabeza.

En cambio Harry no podia dormir por pensar en el azul de los ojos del castaño, como se había sentido de estar tan cerca de el, un sentimiento que nunca había experimentado era tan diferente, tan inusual que ya yacia tocando la puerta de la habitación del joven.

Un castaño adormilado abrió la puerta con grandes pantalones blancos y una camisa de dormir por lo menos tres tallas más de la debida.

-Creo que te amo Louis- pronunció el castaño mientras miraba al vacío.

-¿Que?-

Sonata de otoño (l.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora