Capítulo XI: Los Renacidos

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Agosto 2015, Tierra Corrupta.

   El vuelo de la Mogawave los movía a gran velocidad mientras sobrevolaban el Atlántico. Era una nave que en antiguos tiempos podría acercarlos en segundos al otro lado del globo, pero su motor ya no era lo que fue en su mejor momento. Calculaban por el trayecto ya hecho que en un par de horas estarían llegando a su objetivo. Era un buen momento para Shark de avisarles sobre algo que había sentido mientras desenterraban la nave.

   —Chicos, espere el momento a que subamos a la nave para alertarlos sobre algo... No estábamos solos en tierra.

   —¿Cómo dices? —responde con miedo Chloé.

   —He sentido que nos observaban desde que comenzamos a desenterrar la nave, intenté no reaccionar a eso para no provocar lo que sea que nos observaba desde la oscuridad.

   —¿Cómo es que vos lo sentiste y ninguno de nosotros no?  —pregunta René intentando entender.

   —El aumento del suero no es en mis músculos solamente, es en mis sentidos también —responde él.

   —Eso explica muchas cosas —responde Jorge.

   Pasan las horas hasta que llegan a Buenos Aires. El equipo desciende de la nave con las armas en alto y preparados para un posible combate. Mirando hacía lo que en su hogar era la base de FIRST en donde ellos habían sido entrenados, ahora era el vestigio de lo que fue esa base en este mundo desconocido.

   —Parece que no terminaron bien las cosas para ellos aquí, o ¿debería decir para nosotros? Es un poco confuso —comenta Jorge, quien estaba parado a un lado de Chloé.

   Chloé ríe suavemente sobre el comentario, lo mira y le responde.

   —No sé si lo dices de forma seria o qué.

   Por otro lado, la incomodidad entre Will y René volvía mientras el asombro constante por ese mundo se esfumaba de poco a poco.

   —Avancemos de una vez, no es buena idea quedarnos quietos ahora —Chloé advierte al grupo.

   René se acerca a Shark.

   —Ten esto, es una granada Hex, FIRST la fábrica desde hace poco tiempo, genera una muy potente explosión dentro de una pequeña área, prácticamente no deja nada en pie, lo cual la hace muy útil en situaciones complicadas.

   Shark coge la granada, le da una rápida mirada y se la guarda en uno de sus bolsillos del frente de su chaleco. El equipo sigue su camino.

   Caminan sobre ruinas de un sitio en el que ellos habían recorrido poco tiempo atrás, pero viéndolas abandonadas por lo que parecían ser décadas.

   Dentro del complejo el equipo revisaba lo que parecía ser la oficina del antiguo director de esa agencia, empezaron a revolver todos los archivos que todavía eran legibles, cosa que era casi imposible porque el tiempo había consumido el papel casi en su totalidad. Will se agota de buscar y se aleja un segundo hacia el ventanal que daba al bosque. La noche ya había caído sobre ellos. La doble luna iluminaba hermosamente el bosque, de tal forma que a Will se le erizo la piel por la belleza dentro de ese caos y provocada por ello.

   Pequeñas luces veía Will acercarse despacio y erráticamente de diferentes puntos de la arbolada que tenía a lo lejos de su visión, lo llena de curiosidad y por eso levanta su arma para poder ver que era desde su mira aumentada. Inmediatamente que logra ver lo que estaba en el bosque alerta al grupo.

[Completo] La Puerta De La Penumbra I: Profecias No ContadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora