25. Las chicas De Luca

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Nunca vi a Giovanni tan afectado. De negro riguroso, bajo sus gafas de sol negras, ojos hinchados de llorar y no dormir, puedo ver como su mirada está fija en el ataúd. Lleva dos días sin hablar con nadie, ni siquiera conmigo, me preocupa, su padre está a su lado, sentado en el banco de la iglesia, dándole apoyo. No sé cómo puedo ayudarle yo, no tengo palabras de consuelo, no tengo palabras simplemente. Aunque no me habla, no me deja que me separe de él. No conocía mucho a Chistopher, tampoco a su viuda e hija. Era el hombre de confianza de Giovanni, desde hace muchos años, desde que abrió su primer negocio, según tengo entendido. Según palabras de mi chico, es la única persona que le confiaría lo más preciado que tenía, es decir, yo. Fue mi sombra los últimos meses.

El padre Wild, oficia la misa, petición especial de la familia De Luca. Es el cura que nos bautizó, nos dio la comunión, casó a mis hermanos y dio cristiana sepultura a mi padre. Giovanni quiso una ceremonia, como si fuera de la familia. Terminada la misa, nos tenemos que dirigir al Cementerio Monumental de Verona.

-Cariño –le digo a Giovanni al llegar junto al coche, levanto las gafas y acaricio su mejilla –si quieres ir con la mujer y la hija, puedes ir, no te preocupes por mi, no me va a parecer mal, yo estaré bien –sus preciosos ojos se llenaron de lágrimas y me abrazó como nunca, le temblaba el cuerpo, intentaba hablar, pero no podía –vamos amor, no pasa nada, de verdad.

-No. Te quiero conmigo, siempre –se pone las gafas y entra en la parte de atrás del coche, hago lo mismo, sin decir nada. Seguimos al coche fúnebre. Miro por la ventana, pero sin ver nada, vuelvo a pensar en esa dichosa noche, me toco el anillo de compromiso, la noche en el que salimos del restaurante y nuestro coche estaba en llamas, Christopher quiso apagarlo, pero una segunda explosión le alcanzó. Vi su gran cuerpo por los aires, caer de golpe contra el asfalto, ardiendo en llamas. Giovanni gritaba su nombre, sirenas de policía, bomberos y ambulancias, se mezclan en mi cabeza...el hombre se quemaba, el coche está ardiendo. El coche...nuestro coche. Y si hubiera sido Giovanni? Un dolor en el pecho me golpea, si hubiera muerto? Sigo mirando por la ventana, dejando las lágrimas salir a su antojo –nena que pasa? Que ocurre?

Estoy en shock, me acabo de dar cuenta de la realidad. No es mi intención molestarle con mis tonterías, pero el pánico se acaba de apoderar de mi cuerpo. Lo quieren matar. Le noto a mi lado, me coge de la mano, sobre mis hombros echa su americana, estoy temblando y sé que es de miedo, le quiero mirar a los ojos, pero con esas gafas tan oscuras, no le veo. Como si me leyera la mente, se las quita y noto su miedo.

-No me asustes nena, dime que pasa. Le acaricio la cara, pero mi ataque de nervios me deja sin habla –relaja, respira hondo, me estás asustando -sus palabras son de preocupación, no quiero eso, no quiero causarle más dolor. Pero me da la sensación, que mi corazón va a dejar de latir en cualquier momento.

El coche se para, ya hemos llegado, el chófer pregunta si nos bajamos y Giovanni le indica que nos lleve a casa.

-Es por mi culpa, es por mi culpa –solo me sale decir eso. Yo lo siento así, si no me hubiera fijado en Giovanni, es todo porque estamos juntos –tenemos que separarnos, es por eso que la gente sufre, es por mi culpa.

-Erika por favor, deja de decir tonterías y tranquilízate. Nadie se va a separar aquí, nadie! –pone sus manos en mi cabeza, se pone a mi altura y me besa –yo cuidaré de ti mi amor, nada te va a pasar.

-Y a ti, quien te cuida Giovanni, pudiste ser tu –solo de pensarlo me duele el estómago, me cruzo los brazos sobre él y lloro sin consuelo –si te llega a pasar algo me muero.

Manda un mensaje a su padre, para que se quede con la viuda e hija, les dice que no me encuentro bien y me lleva para casa. Tira el móvil al asiento y me abraza fuerte, tan fuerte que parece que estoy dentro de su cuerpo, escuchando los latidos de su corazón –te quiero Erika, mi vida sin ti, no tiene sentido.

Una estrella en mi recuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora