CAPÍTULO 2

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Jamie se acercó a Jack, devolviéndole el pequeño retrato y puso una mano su hombro en un gesto de consuelo. Le dedicó a su amigo una suave sonrisa y asintió con la cabeza.

"Sí, así es. Empieza mientras termino de meter todo en la olla, luego empezaré a tomar notas para escribirlo en mi libro".

Jack se rió suavemente. "Tú y ese maldito libro", dijo, sacudiendo la cabeza.

El libro de Jamie había sido casi una obsesión para él esribirlo desde hacía unos años, desde que había decidido ser escritor. En el instituto, había tenido un profesor de inglés que le había empujado a realizar una escritura creativa con sus "historias" fantásticas sobre Jack, y Jamie se había dado cuenta de que esa era la forma en la que podía hablarle al mundo sobre su amigo y quizás hacer que algunas personas creyeran en él. El libro que había mencionado tenia como objetivo final ser libro infantil gigante, lleno de todas las historias sobre criaturas reales de cuentos de hadas que vivían en el mundo y que mucha gente ni siquiera sabía que existían.

Jack suspiró, tal vez eso haría que Elsa volviera a vivir de alguna manera, en tinta y palabra escrita podría florecer de nuevo.

"Han pasado casi doscientos años desde la última vez que la vi, Jamie", comenzó, riendo suavemente.

"No pasa nada, Jack, ve con calma", interrumpió Jamie, dando un paso atrás y dedicándole una sonrisa alentadora.

Jack abrió los ojos y le dirigió una mirada divertida.

"Han pasado casi doscientos años desde la última vez que vi a Elsa. Todavía puedo verla tan claramente, como si todo hubiera sido un mal sueño; sus ojos, su risa, su hermosa voz en un viento tranquilo. Y nunca, nunca podré olvidar, la primera vez que vi Arendelle, y la conocí".

Arendelle, verano de 1823 

(3 años después de los acontecimientos de Frozen, 72 años después de la muerte de Jack)

La reina Elsa estaba sentada en su escritorio, revisando la gran pila de pergaminos cuidadosamente ordenados con la tranquila eficiencia que había adoptado en sus últimos años como gobernante. Tarareaba suavemente para sí misma mientras revisaba las proyecciones de gastos para el próximo otoño, las predicciones de las cosechas, los análisis comerciales y otros documentos importantes.

Un ruido procedente del vestíbulo la hizo detenerse en medio de su melodía y bajar un informe sobre los diversos suministros domésticos del palacio. Aquel ruido volvió a sonar, más fuerte, la hizo sonreír y mover con cuidado algunos de los documentos antes de pasar al frente de su escritorio.

Unos instantes después arrodillarse a medias en el suelo, la puerta de su despacho se abrió de golpe y dos niños pequeños entraron por la puerta, una niña rubia con una larga trenza en la espalda y un niño pelirrojo algo más alto corrieron hacia ella a toda velocidad.

Los abrazó y se rió mientras todos caían al suelo en un lío de faldas y risas.

"¡Tía Elsa! ¡Tía Elsa! ¿Puedes hacer copos de nieve?", preguntó la niña, levantándose lo suficiente para suplicar con sus grandes y hermosos ojos azules.

"¡No! ¡Quiero que haga carámbanos!", dijo el niño, escurriéndose del brazo de Elsa y tendiendo un ramo de flores bastante triste. "En las flores, ¡entonces puedo darle a mamá margaritas de hielo".

Elsa se rió y se incorporó con su sobrina y su sobrino rebotando a su alrededor en espera de sus próximos movimientos. Tocó el centro de las flores de Erik, riendo suavemente cuando el niño se alegró de las flores ahora congeladas. Luego, con la otra mano, hizo bailar un remolino de copos de nieve alrededor de la habitación para Lisbet, y ambos niños saltaron para bailar en el remolino de nieve que había creado.

FROSTBITTEN [JELSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora