A la llamada de mis brazos o de mis labios se volvía hacia otro lado, murmurando: "Déjame ya!", o bien: "Eres cargante!", o bien: "No hay modo de estar tranquilo!"
Entonces me sentí celoso, celoso como un perro, y astuto, desconfiado, disimulado. Tenía la seguridad de que volvería pronto a ser la que era, que vendría otro a reavivar el fuego de sus sentidos.
Mis celos llegaron al frenesí; pero no estoy loco, no lo estoy. Aguardaba; lo espiaba; no me habría burlado; pero continuaba frío, apagado. En ocasiones, decía: "Los hombres me asquean". Y era cierto.
Mis celos me volvieron contra él mismo; los tuve de su indiferencia, los tuve de la soledad de sus noches; los tuve de sus ademanes, de su pensamiento, que yo adivinaba seguían siendo tan infames como siempre; estuve celoso de todo lo que yo adivinaba. Y si alguna vez, al levantarse de la cama, descubría en él la mirada blanda que seguía en otro tiempo a nuestras noches ardientes, como si algún resto de lascivia se hubiese metido en su alma agitando sus deseos, sentía yo que me ahogaba la cólera, temblaba de indignación, me atormenta la comezón de estrangularlo, de tirarlo al suelo, ponerle la rodilla encima y hacerlo confesar, apretándole el cuello, todos los vergonzosos secretos de su corazón.
Estoy loco?... No!
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¿LOCO? -KookMin-
Fanfiction¿Estoy loco o nada más estoy celoso? Lo ignoro; pero he sufrido horriblemente. Es cierto que mi acción es propia de un loco, de un loco furioso; pero, ¿No bastan los celos anhelantes, un amor exaltado que sufre traición, que se ve desahuciado, un do...