Nuevos comienzos...

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Luego de  unas largas y cansadoras horas de viaje, por fin habíamos llegado a nuestro nuevo destino Sídney, Australia. un nuevo país lleno de aventuras y misterios para tres pequeños londinenses.

Al llegar la mañana en Sídney estaba lluviosa y gris. La verdad estaba algo nerviosa, por estar en una nueva ciudad pero al sentir a mi hermano gemelo agarrar mi mano me tranquilizo un poco. al bajarnos del avión, pude ver a un hombre alto, serio y de traje negro que nos esperaba con un cartel que decía "bienvenidos a casa Azul, Louise y Evan". 

Nos recibió con una gran sonrisa y se presento como Peter. Era un hombre aproximadamente de unos 27 u 28 años, castaño, ojos verdes oliva, pecoso, esbelto, cuerpo bastante trabajado y con un leve bronceado el cual hacia resaltar sus ojos y pecas.

Después de un viaje de aproximadamente 30 minutos, habíamos llegado al nuevo orfanato que seria nuestro nuevo hogar por cierto tiempo. Podía escuchar el bullicio de otros niños al rededor del edificio, el cual, era la copia exacta de un gran y antiguo castillo; tal como si fuera sacado de unos de los tantos cuentos que había leído.

Bajamos de la camioneta y ya había una señora en la puerta esperándonos, con un semblante algo serio y con una postura muy correcta.  Por lo que nos había explicado Amelia, era la directora, Elizabeth.

-buenos días niños-dijo con una sonrisa de par en par, se veía que era alguien amigable.-bienvenidos a este nuevo lugar, el cual se convertirá en su hogar y en su familia poco a poco.-entrelazo sus manos detrás de su espalda.

nos dio un recorrido por todo el edificio mientras nos contaba una historia de sus comienzos. también, por lo que había entendido habíamos llegado justo a tiempo para el desayuno, así que, muy amablemente nos agregaban un plato mas de comida para nosotros.

en eso, volvimos por la enorme puerta principal, pero esta vez la estábamos atravesando para poder dirigirnos al gigante comedor del edificio.

"¡niños a comer!"

se escucho mientras sonaba una campana avisando la hora del desayuno. a penas logramos poner un pie y la sala se puso de un silencio sepulcral; algunas mujeres de ahí nos saludaban y sonreían dándonos la bienvenida, en lo contrario, por parte de los niños, se escuchaban murmuros e incluso una que otra risa por ahí.

"mira, aquella niña parece un monstruo de zanahoria... que onda con sus ojos?"

se escucho de repente a unos niños comentar mientras se reían hasta que otro soltó.

"dios! nadie puede ser tan pálido y esquelético y además, lleno de pecas ¿acaso es vampiro que anda con esa cantidad de ropa negra todo el tiempo?"

Después de eso, todos los murmuros empezaron a crecer, dándole la libertad a todos aquellos niños a sentirse capaces de opinar sobre nuestro físico acompañados de risas burlonas.

"Son tan blancos"

Decía un pelinegro.

"Seguro son chupasangre"

Mencionaba una chica rubia con burla.

"Ya vieron sus ropas?"

Dijo otro arrugando la nariz.

Comentario tras comentario por lo bajo, algunos llegaban audibles y otros no podía entenderlos con claridad, pero a juzgar por sus risas no eran muy agradables. Intenté ver a Evan, pero justo cuando mi mirada cayó en su rostro, un comentario se escuchó.

"Oigan Ella es una copia de él"

dijo una voz aguda. Captando mi atención.

"Pero defectuosa!"

Broken Home.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora