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POV: Moon Byul-Yi

Tokyo, Japón.

Amanecí aún sintiéndome incómoda. Decidí tomar una resolución que me pareció lo más sano: pasaría unos cuantos días sin comunicarme con Solar, y así no seguiría tentando a la suerte. Esto está destinado a que seamos amigas, pensé, así que enfriar un poquito las cosas no vendrá mal.

Llegué al trabajo y convoqué nuevamente a las redactoras a la sala de reunión para contarles las ideas que habían ido apareciendo. Parecieron divertidas con el giro que estaba tomando la revista y sugirieron un par de aportes complementarios. Eran buenas chicas; estaban verdes todavía, pero tenían futuro, a diferencia de los otros cinco, que no parecían graduados sino escupidos por la universidad. Pasamos a soltar nombres posibles para la revista. Siguiendo la sugerencia de Sun, apostamos por los clichés.

Nuestros finalistas descansaban en la pizarra:

  •La lejanía de lo cercano.

  •Propicia saña.

  •Vehemencia lunar.

  •Exposición en el terreno.

Después de tres días seguidos dándoles vueltas a las ideas, decidí por fin dejar que el equipo se fuera temprano, cosa que me convenía porque era el cumpleaños de Krystal, y habíamos organizado una reunión de celebración con nuestros amigos por la noche en la terraza de mi edificio. Vivir en una caja de zapatos se compensaba con la vista de Tokyo que uno tenía desde las salas de reunión del último piso.

La gente fue llegando alrededor de las ocho, mientras terminábamos de arreglar el lugar. En los últimos dos años todos nos habíamos emparejado, estabilizado y vuelto un grupo muy cercano, cosa que nadie hubiese sospechado antes, cuando andábamos saltando de caos en caos.

Éramos un grupo de gente muy particular, que en general no la había tenido fácil en la vida, y creo que eso nos hacía apreciar aun más los momentos de tranquilidad que compartíamos. Fumamos hierba de una pipa compartida escuchando a Don Carlos, el Bob Marley sin fama, como le decíamos nosotros, y de repente nos echamos a reír al darnos cuenta de que éramos dos clichés al mismo tiempo: los que fuman marihuana y escuchan reggae, y los hipsters que prefieren a los artistas no masivos. Resultábamos prácticamente un resumen de nuestra generación.

-Parecemos un focus group, no un cumpleaños-me reí, y nos entretuvimos un rato discutiendo sobre qué tan representativos son los estudios de mercado y cómo en treinta años de vida a ninguno de nosotros nos habían encuestado, por lo que era fácil suponer que todo el sistema era una estafa. Fue una conclusión estimulada por la hierba, lo admito.

Alguien decidió cambiar la música porque nos estábamos poniendo muy polémicos, y puso una playlist de Twice. Solar apareció como una ventana en mi cabeza. No entendía por qué estaba tan conectada a esa música, pero mientras llenaba mis pulmones de humo, me quedé pegada recordando su voz. Krystal se había parado a recibir a dos amigas suyas, y aproveché para tomar el celular y entrar a WhatsApp. Estuve a punto de escribirle a Sun.

¿Qué haces? ¿La extrañas? Compórtate, Moonbyul, pensé, y apagué el celular.

La gente se fue temprano porque al día siguiente se trabajaba. Krystal me ayudó a ordenar y limpiar, y estuve un momento observándola mientras se alistaba para dormir. Había pasado un lindo cumpleaños, y estaba feliz. El pelo rubio le llegaba a los hombros, era alta, delgada, de nariz recta y ojos claros ligeramente adormecidos. Pero, sobre todo, tenía un buen corazón, uno al que yo no quería hacerle daño.

Click [MoonSun] [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora