❝Taehyung y Crystal siempre han demostrado ser la pareja y la familia perfecta, pero, en realidad, su matrimonio está derrumbándose gracias a la poca atención que recibe su hija y ella por parte de él. Y lo que ninguno se espera, es que en ese momen...
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❧ PERFECT FAMILY
DESESPERADA ಌ
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―¿Tienes algún problema con eso? ―examinó acercándose mientras endurecía sus facciones.
―Oye, no te lo tomes mal. Sólo que es sorprendente ―explicó con una sonrisa tranquilizadora, llevando las manos a los bolsillos de su pantalón de vestir negro.
―Sólo creí que ya era momento de regresar a mi hogar.
―¿Y Sunmi? ¿Está contenta de haber regresado? Porque recuerdo que quería quedarse en Estados Unidos, y no volver jamás.
Esa pregunta lo tomó por sorpresa, y provocó que sintiera como su corazón se encogía. Quería poder contestar que sí y que su vida como su familia era perfecta, pero sólo pensaba en cómo evadir aquella pregunta. También le gustaría saber si seguía casado con Crystal, que deseaba más que nada que su respuesta fuese que no, pero sabía que si no era así, hacerla sólo iba a causar que Taehyung se diera cuenta de su curiosidad.
El castaño al notar como las facciones de su rostro se endurecieron, comenzó a pensar que no debió preguntar, por lo que soltó un suspiro recordando los reproches de su esposa por siempre indagar más de lo que debería, llegando a incomodar a la otra persona.
―Lo siento. No quería incomodarte.
―No, no lo has hecho ―fingió una sonrisa―. Sunmi aún está en Estados Unidos.
―Oh, ¿en qué parte? ―preguntó curioso―. No recuerdo dónde me habías dicho que se irían.
―Seattle.
―¿No te gustaba demasiado?
―Ya debo irme, Taehyung ―habló incómodo.
―Ya, está bien. Fue un placer volver a verte ―admitió palmeando su brazo―. Nos vemos pronto.
―Lo mismo digo ―sonrió falsamente.
A Jungkook no le agradaba saber que quería saber sobre su vida, porque se sentiría humillado, ya que tenía suficiente con sentirse idiota al recordar que en los últimos días que estuvo en Seúl, había llorado contándole a Taehyung lo que había hecho, el cual le aconsejó y apoyó por más que no eran amigos. En ese tiempo el pelinegro no tenía realmente buenos amigos en el instituto, pero sabía que el castaño era el único que valía la pena, y no dudó en contarle al estar en un gran estado de vulnerabilidad. Ahora se arrepentía por completo.
