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Durante mucho tiempo amaste a Vincenzo, más que a cualquier otra persona en el mundo y él hacía lo mismo contigo

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Durante mucho tiempo amaste a Vincenzo, más que a cualquier otra persona en el mundo y él hacía lo mismo contigo.

No querías a otro hombre en tu vida que no fuera Vincenzo Cassano.

—¿Estás segura?— tu amiga te preguntó mientras ambas miraban la pantalla de la computadora.

—Lo estoy— tecleaste unas cosas más, mientras tu amiga vigilaba que nadie viniera y te arruinara el plan.

Diste clic en una página en internet a punto de llegar a tu objetivo cuando un anuncio desvió tu atención totalmente.

Era normal, estabas buscando información en hospitales de Corea y quien manejaba la farmacéutica más grande y la mayoría de los hospitales de ese país era el dueño de ese logo que te había aparecido "Babel".

Tu corazón se aceleró y te distrajo por completo, hasta que el toque de tu amiga en el hombro te hizo reaccionar.

Tamborileaste los dedos sobre el mouse—Jaque mate—lo habías conseguido.

Si algo tenías que agradecerle a Hanseok era haberte enseñado a obtener información ilegal de esta forma.

Lo tenías, habías conseguido el paradero del hospital en donde se encontraba la madre de Vincenzo.

Sabías que esto le iba a cambiar la vida por completo.

[...]

Te balanceabas nerviosa. Estaba haciendo mucho frío y la hora de salida del hospital había pasado hace media hora, tu novio siempre había sido puntual y este era un punto en el que podía recogerte siendo discretos, después de todo tenía muchos enemigos pero también amigos.

Y uno de ellos, ahora se encontraba estacionado frente a ti, supiste que eran malas noticias.

—¿Luca?— preguntaste cuando bajó el vidrio y lo viste.

—Kay, tenemos que irnos, el consigliere...— se desabrochó el cinturón para bajarse con la intención de abrirte la puerta.

Pero lo evitaste abriéndola tu misma y subiéndote de inmediato.

—¿En dónde está?— preguntaste mientras Luca conducía a toda prisa.

—En realidad no lo sé, solo sé que está corriendo mucho peligro, crucemos los dedos porque este en el lugar que pienso.

Sujetaste con fuerza tu celular mientras entrabas a tus contactos y marcaste el número de vincenzo.

Oías una y otra vez el sonido que te indicaba que el celular estaba fuera de servicio. Luca solo podía mirarte de reojo, estaba igual de preocupado que tú.

De un momento a otro, tus ojos se llenaron de agua pensando lo peor.

—Llegamos, debe ser aquí— la voz de Luca trató de soñar reconfortante pero no fue así.

Bajaste de la camioneta de inmediato, y Luca hizo lo mismo pero a diferencia de ti, él llevaba una pistola en la mano mientras caminaba delante de ti con mucha precaución.

Un puente poco transitado a estas horas y por dónde casi nadie pasaba porque muchos conocían que la mafia trabajaba por aquí.

Estabas asustada y el frío calaba tus huesos, tus jeans ajustados de mezclilla se encontraban fríos al igual que tu hoodie negra.

Mientras más avanzaban más feo se ponía todo, hasta que notaron balas en el suelo y gotas de sangre.

—Por favor, quédate detrás de mí— pidió el italiano.

Y a un par de metros notaron cuerpos en el suelo que lo más seguro es que estuvieran sin vida, lo notaste por las lagunas de sangre en el suelo.

Escucharon un último disparo y ambos se alertaron.

El ruido de unos zapatos contra el pavimento se hicieron más fuertes conforme se acercaban y aunque tu cuerpo entero te temblaba, esa sensación desapareció en cuanto lo viste.

Corriste tan rápido como tus piernas lo permitieron.

El cuerpo de Vincenzo recibió al tuyo.

Te sujetó con mucha fuerza en un abrazo y entonces ahí no pudiste aguantarte las lágrimas.

—¿Estás bien?— preguntaste mientras te aferrabas aún más a él.

Acomodó tu cabeza en su pecho mientras te acariciaba el cabello y por primera vez, Vincenzo se sintió en un hogar.

Miles de pensamientos pasaron por su mente y se sintió tan agradecido de tenerte.

Besó tu frente sin soltarte y cuando te separaste un poco, limpió tus mejillas con sus dedos fríos.

Solo pudiste mirarlo y él hizo lo mismo.

—Te amo— por primera vez, te decía lo que sentía por ti con ese par de palabras, siempre habían sido acciones.

Era un recuerdo que permanecería por siempre para los dos.

[...]

—Señor Cassano ,¿ puedo ayudarle en algo?— la vendedora en la enorme joyería de lujo se hizo presente.

—Estoy buscando un anillo de compromiso, le pediré matrimonio a la mujer de mi vida.

–Tengo algo perfecto— respondió la chica con una mirada cómplice.

Después de lo sucedido, Vincenzo no podía dejarte ir. Quería estar contigo para siempre.

No quería ni imaginarse que tú estuvieras con alguien más.

Eras suya.

Vincenzo; Song Joongki.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora