doce.

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Maratón (1/?)


Ni siquiera podía culparlo de sentirse decepcionado de ella, no fue la mejor forma de sobrellevar las cosas, pero debía aceptar, cuando bebió esas dos botellas de licor que había en su habitación, que el ardor en su garganta y estomago que se encontraba vació por los dos días que llevaba sin comer fueron lo suficientemente fuertes como para apagar sus emociones por un momento, cosa que le fascino y se dejó llevar por este mismo. 
Tenía el esófago irritado, ahora ya no parecía tan buena idea, tenía hambre pero al mismo tiempo, los síntomas de la reseca persistían y si se controlaba de vomitar era debido a que se encontraban en el auto, ya de camino a casa. 

Hoshi no se enteró de lo que sucedió y Jimin no dijo ni una sola palabra. El peliplateado apreciaba las fotos que se tomó con su celebrity crush y fue el único que esa noche la paso bien, miraba a sus lados con una gran sonrisa, esperando una anécdota o una plática y así fue como se quedo; esperando. Ni Yaeri o Jimin se dirigían la palabra, la incomodidad podía percibirse en el aire y no fue necesario preguntar si algo había pasado, porque el que su jefe estacionara el auto, le abriera la puerta a la mujer y la ignorará por completo, desviando la mirada, fue suficiente para el joven que se quedó afuera observando a ambos irse por distintos caminos, con tal de no tener contacto alguno.
——¿De qué me perdí?

"Si su hija no es realmente una estafadora como dicen que es, ¿Por qué no ha salido a aclarar nada?" Perseguía un reportero a su madre.  "¿Por qué debería ella dar detalles de sus relaciones personales? El que fuese una relación pública no hace que la privacidad no importe." 
Yaeri se llevó las manos al cabello, frustrada y no muy contenta de dejar que su madre lidie con todo el peso de sus acciones, pero el salir a tratar de desmentir todo lo dicho por la familia de Chaewong era exponerse a más drama y seguramente a provocar más a este último que si bien no podía sacárselo de encima, sería peor si abría la boca.

Los guardaespaldas no estaban para nada felices con la forma en la que trataban a Yaeri públicamente, ahora no era solo "Una mujer de muchos hombres" si no que era una "Estafadora" y "oportunista" que se colgaba de la fama de otros. Ya Jimin no sabía si el dolor de cabeza era por la pequeña discusión de anoche o por todo lo que tenía que soportar y el hecho de que ella no convocará aún a una rueda de prensa para aclarar la situación. Sin saber que la realidad, es que ella no estaba en  la posición de defenderse a si misma.

——Los artículos...Todos aquellos en los que digan tener pruebas de sus aventuras, quiero que contacten a los editores y pidan la eliminación de dicho contenido, de lo contrario, preparen una demanda por difamación. Tenemos que poner un alto y que dejen de sentirse con derecho a referirse así de ella.——Pidió él, bebiendo una taza de café. No importa si es verdad que ella fue infiel, esa era la parte que él no podía refutar por el simple hecho de ser el testigo y cómplice en ello, sin embargo, no era motivo suficiente para llegar a querer humillarla de la forma en que lo estaban haciendo. Reduciendo los logros que ha tenido a lo largo de su carrera para convertirlos en "La oportunista de Corea del Sur", era demasiado de soportar. 

Ganas no le faltaban para salir a decir que ha sido él también parte de la infidelidad para que no sea ella la única que recibe las balas.

¿Seguía molesto? Por supuesto. ¿Eso sería impedimento para seguir haciendo su trabajo? Absolutamente, no. Jimin subió a la habitación de Yaeri para hablar con ella y preguntar por lo qué harían, ya era hora de hacer algo.  Entró a la habitación sin hacer tanto ruido y le vio dormida en la cama abrazando el oso gigante de peluche, no estaba acobijada, así que se acercó con sigilo para tomar las cobijas de la cama que estaban tiradas en el suelo, las sacude un poco y le cubre el cuerpo completo para que no pase frío. Nadie se aísla de esa manera por gusto, algo  lo causó y angustiado le miro dormir. La preocupación aumenta cuando le ve un frasco de pastillas para dormir entre abierto a lado de su lampara. 
——¿Qué es lo que me estás ocultando que te lastima tanto?——Acarició el rostro de Yaeri, ella sintió cosquillas y arrugó su nariz, ocasionando que Jimin sonriera por lo tierno del gesto.

the guardian. pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora