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Nuevamente despertó agitado, con la respiración acelerada y sintiendo que su corazón se saldría de su pecho.

El agua lo relajó un poco, ya era costumbre escuchar la regadera entre las cuatro o las cinco de la madrugada.

Aquel recuerdo lo atormentaba siempre, la culpa que guardaba era inmensa y sabía perfectamente que ese dolor que sentía y que en su momento causó en esa persona, no sería fácil de olvidar.

Apenas llegó a su agencia, su mente fue ocupada por otros asuntos y eso lo tranquilizo.

Ese villano era peligroso, pero su deber como héroe era defender a esas personas que corrían peligro.

Lo había conseguido, el villano estaba derrotado y la gente que ahí se encontraba le aplaudió para celebrar su triunfo.

Su alegría se desvaneció cuando, de entre toda la gente, pudo distinguir a una mujer alta, de pelo (  ), ojos (  ) y con una gran sonrisa.

Lo unico que podia hacer por el asombro era mirarla, sus pies se movieron en dirección a ella pero bastaron unos segundos en los que más gente se juntó para felicitarlo para que ella desapareciera.

Al llegar a su casa vio a sus hijos, sintió dolor, pena y nuevamente ese sentimiento de culpa que siempre lo acompañaba.

Se tiro en la cama y suspiro, se levantó y de un cajón sacó una caja color roja, adornada con flores y delicados corazones de papel.

Enji: ¿Cómo es posible?- mira la caja- debo encontrarte lo antes posible

Dejó la caja sobre la mesita de noche y suspiro, el recuerdo de la mujer vino a su mente y robo una sonrisa en Enji.

Aquella mujer caminó por las calles un largo tiempo, los recuerdos inundaban su mente y sus lágrimas la acompañaron.

Se detuvo frente aquel negocio que conocía mejor que nadie, una sonrisa se formo en sus labios y los hermosos recuerdos de su vida ahí fueron apareciendo.

___: Los extraño tanto- limpia una lagrima- juro que cumplire mi promesa, no descansare hasta que él esté conmigo

Siguió su camino hasta legar a una pequeña casa, sus paredes estaban despintadas, tantos años descuidada era obvio que se veria asi.

Al acostarse en la cama, recordó las noches de alegría, tristeza y dolor que paso en ese lugar, todo lo que sufrió por haberse fijado en la persona equivocada.

Maldijo mentalmente el día en que esa mujer y su hijo entraron a la panadería que tenían sus abuelos, maldijo haber sido ella la que los atendió y maldijo a su corazón, en ese entonces, su inocente corazón.


Hombres IncorrectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora