XIX. Princesa

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Una semana más tarde, Chuuya vuelve a la escuela. Una semana en la que habla por teléfono todas las mañanas y todas las noches, y en la que se hace fotos torpemente en sus carreras matutinas para enviárselas a Dazai. Pero ahora Chuuya tiene que empezar su tercer año en una nueva escuela, y tiene que hacerlo solo. El nuevo uniforme le resulta rígido y desconocido: una chaqueta negra abotonada en lugar de su habitual abrigo y corbata.

Mori le da una charla de ánimo apresurada al salir por la puerta, pero no es lo mismo. La madre de Chuuya siempre hacía del primer día un acontecimiento.

Su cuello se siente extrañamente desnudo e incómodo sin las vendas —los moretones se desvanecieron hace semanas, y quedó una pequeña cicatriz—, pero le gustaba tenerlas allí. Le hacía sentir un poco menos expuesto. Pero en realidad no puede envolverlas como hacía Dazai, así que ¿para qué molestarse?

Es presentando en el salón de su clase nueva.

"Todo el mundo—este es nuestro estudiante transferido, Nakahara Chuuya. Por favor, háganlo sentir bienvenido".

Chuuya se inclina cortésmente, y puede sentir todos los ojos en él. Los traslados no son comunes. Los traslados de tercer año son raros. ¿Y en una escuela competitiva como Keio? Casi inaudito.

Todo el mundo le saluda en silencio, y Chuuya se mueve para tomar su asiento. "¡Pssst! ¡Chuuya! ¡Chuuya-kun! ¡Hey! ¡Hey! ¡Por aquí!"

Chuuya gira la cabeza desde su asiento para ver a un rubio conocido que le saluda con entusiasmo, y a su lado, un pelirrojo que también saluda, pero más sutilmente. "...¿Kenji?" Mueve la cabeza, sonriendo con entusiasmo.

"¡No puedo creer que estés en nuestra clase! ¡¡¡El 3-B va a ser el más genial de la escuela ahora!!!"

Chuuya sonríe, comenzando a sentirse un poco mejor a regañadientes. "No creo que una sola persona haga ese tipo de diferencia".

"¿Vas a venir al entrenamiento de hoy? Oh—oh mi DIOS—" Kenji apretó sus manos sobre su cara con emoción, "¡¡¡podrías unirte al equipo de verdad ahora!!!"

"Nunca he jugado antes—" Chuuya frunce el ceño, "no tendría ningún sentido".

"¡Pero si nos estabas enseñando lo que había que hacer al final de la temporada pasada!" Protesta el rubio, mirándolo con grandes ojos de cachorro.

"¿O te vas a apuntar al judo?" Ofrece Tanizaki, inclinando la cabeza hacia un lado. "Esa era tu especialidad, ¿no?".

"Yo—" Chuuya está un poco abrumado, "honestamente, no pensé más allá del primer día".

"Bueno, búscanos en la comida, ¿vale? Tenemos mucho que hablar". Chuuya asiente, y el profesor los silencia después de eso.

Para sorpresa de Chuuya, la escuela de Dazai le gusta mucho. Los profesores son atentos, las clases son interesantes, y cuando llega la hora de la comida, está rodeado de chicos que ya conoce. Es simplemente... muy agradable.

"Nakahara-san", Atsushi solloza cuando lo abraza más tarde, durante la práctica, de rodillas y abrazando a Chuuya por el medio. "Estoy tan contento de que estés aquí—"

"Atsushi". Chuuya parpadea, acariciando su cabeza con torpeza. "Sabes que puedes llamarme simplemente Chuuya, ¿verdad?"

"Se ha vuelto loco", suspira Ranpo, ajustándose la gorra. "Se tomó muy mal la graduación de Dazai".

"¿Re-recuerdas cómo me convenció de que iba a morir p-porque me tragué un chicle?"

Chuuya asiente sabiamente. "Él es un imbécil".

What's your name?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora