01, extraños incidentes

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01 

KATE GRAY Y LEO DOOLEY habían sido mejores amigos desde que eran niños. Sus madres crecieron juntas, lo que eventualmente las obligó a ser amigas. Kate jura que tuvo un año de paz y tranquilidad antes de que naciera Leo. Hicieron todo juntos. Cualquier tipo de problema en el que se metiera, ella estaba allí para rescatarlo... o empeorarlo.

No fue una sorpresa que cuando Leo y su madre se mudaran a la casa del esposo de Tasha, Kate fuera arrastrada para comprobarlo.

Los dos mejores amigos estaban parados detrás de Tasha y Donald observando cómo él intentaba, muchas veces, llevarla al estilo nupcial. Empujándola en el costado, Leo habló por un lado de su boca. 

- ¿Cuánto quieres apostar a que la deja caer?

- Diez dólares dicen que se golpea la cabeza contra el marco de la puerta antes de que entren. 

Kate se rió entre dientes, inclinando la cabeza para ver mejor la farsa que tenían delante. 

- En serio, ¿alguna vez ha levantado algo... alguna vez? - Ella se preguntó

- Puedo oírte.

Donald escupió, su masculinidad claramente dañada. Su voz subió una octava, haciéndolo sonar como si estuviera realmente herido. 

- Muy, muy claro. 

Levanto las manos en señal de rendición, la morena le sonrió a Leo con los ojos muy abiertos y los labios apretados.

Donald finalmente levantó a Tasha con éxito, sonrió y la cargó hasta el umbral.

- Bienvenida a su nuevo hogar, señora Davenport.

- Pues gracias, señor Davenport. - Tasha sonrió.  

- Absolutamente, señora Davenport. - Donald sacó a la Sra de una manera coqueta.

Tropezando en la puerta con maletas, Leo no estaba contento. 

- Lo entendemos. Te casaste. Se está haciendo viejo. - Se quejó, dejando caer las bolsas en el suelo duro.

Balanceándose de lado a lado mientras observaba a los recién casados, Kate no pudo evitar esbozar una sonrisa

- creo que es adorable - Burlándose, Leo la miró.

- te aborrezco 

Echando un vistazo alrededor de la habitación, los ojos de ambos adolescentes se abrieron tanto como pudieron. 

- ¡Guau! ¿Conseguiste esta gran casa solo por inventar cosas? - Leo jadeó.

- Seguro que sabes cómo elegirlos, Tasha - Kate admiró, arrojándose en el sofá.

A su lado había una cosa larga parecida a un poste con un círculo encima. Curiosos por saber qué era, tanto Kate como Leo dieron un salto.

- ¿Qué diablos es eso? - Leo se preguntó.

De repente, se estaba jugando un partido de béisbol en la sala de estar. Caminando hacia él, Kate agitó su mano, solo para que atravesara el holograma.

- Está bien, eso es increíble, eres increíble. - Señaló emocionada a Donald, con una amplia sonrisa plasmada en su rostro.

Tratando de atrapar a la pelota de béisbol holograma rebelde, Leo saltó hacia atrás contra la pared. Su espalda golpeó algo, encendiéndolo.Rápidamente para descartar su preocupación, el Sr. Davenport se dirigió a la voz.

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