2.2

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Niki observó al leopardo por largos segundos, era adorable, un pequeño animal de peluche que podría adornar un poco su cuarto y que desentonaría en el de Sunoo que estaba rodeado de zorros, conejos y algunos venados. Lo puso sobre su escritorio y esperó a que Sunoo regresara a su habitación. Por las tardes estaba solo, así que no había problema con qué Sunoo entrara de vez en vez y pasaran tiempo juntos, al final nadie podría verlos.

Sunoo entró a la habitación y cerró la puerta detrás suyo para lanzarse a la cama de Niki, rebotó una vez y tomó por la espalda al más alto arrastrándolo para recostarse juntos. Niki no se resistió, despues de todo le gustaba estar en su cama sin pensar en tareas o deberes, o en ocultarse para que nadie viera que tenía un novio en lugar de una novia. Sintió los brazos de Sunoo abrazarlo y giró para verlo. Las luces neones le daban una iluminación morada a su rostro, aparte de eso todo estaba oscuro ya que mantenía su única ventana bajo una cortina oscura. 

—¿te imaginas tener una casa propia?— preguntó Sunoo acariciando el rostro de Niki con los dedos. —Un lugar tranquilo donde podamos estar juntos. 

—Supongo.— murmuró en respuesta. 

Sunoo le sonrió golpeando su frente con cariño. Si Sunoo fuera una chica ¿algo sería distinto? ¿Niki lo trataría mejor? Quizás. Quizás no. Solo sabía que si Sunoo o él fuera una chica no tendría que ocultarse tan insistentemente. 

—¿Cómo se llamará nuestro bebé leopardo?— Preguntó Sunoo contra su espalda y Niki suspiró. —Todos mis peluches tienen nombres. 

—Leopardo.— Respondió casi sin interés. —¿necesita un nombre? Él solo es uno, tú tienes muchos peluches. 

—Entonces solo se llamará Leo. ¿verdad pequeño Leo? ¿te gusta el nombre?— Sunoo se apartó preguntándole al leopardo. Obviamente no recibió respuesta. —¡Le encanta el nombre! 

Sonrió sin girarse o mirar. Aunque quisiera negarlo le gustaba esa actitud infantil, tan inocente que le era difícil creer que era de un casi adulto. ¿Sunoo siempre sería así? Porque no le molestaba la idea, era distinto a Niki quien tenía que actuar como sus padres, porque era lo que ellos esperaban de él. Sunoo podía actuar como quisiera, porque su madre era una señora tan amable que amaría a su hijo independientemente de cómo este fuera o se comportara. 

—Leo...— murmuró mirando al muñeco. —¿no necesita un amigo? 

—¿ah? ¿un amigo? 

Asintió. 

—Estará solo mientras estamos en clases, creo que necesita un compañero o va a deprimirse.— Suspiró dándose la vuelta para abrazar a Sunoo. —Busquémosle uno mañana. 

—¿ah?— Sunoo tardó en entender. —¡¿quieres que salgamos juntos mañana?— Tan solo pudo asentir y ocultar su sonrisa.

Parasito || Sunki   HIATUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora