Parasito || Sunki HIATUS

3.3

Cuando llegaron a la casa de Sunoo su madre lo recibió con gusto, la señora le sonrió alegremente y lo llevó directo al comedor, ella tenía la mesa repleta de comida, tan llena que apenas dejaba espacio para que pudieran comer. Niki lo miró asombrado mientras que Sunoo se acomodaba como siempre. La hermana de Sunoo llegó segundos despues mirando con la misma sorpresa el comedor. Y cuando el padre de Sunoo llegó soltó un gemido asombrado.

—¿Cuántos Nikis invitaste?— Preguntó la hermana de Sunoo examinando la mesa. —¿se podrán comer todo esto?

—Nuestro Niki tenía hambre, así que cocine lo mejor que pude.— Respondió la mujer sentándose junto a su esposo. —Come sin pena, querido, hay suficiente para todos.— Le dijo directamente.

Niki asintió con una sonrisa. Le gustaba la familia de Sunoo, ellos siempre eran amables y siempre había un lugar en su mesa para quien lo quisiera. En su casa no era así, su madre tenía las camas contadas y nadie más cabía en ella, por esa razón Niki invitaba muy pocas veces a Sunoo a su casa cuando estaban sus padres cerca, a ellos solo les gustaban sus propias visitas, no las de Niki. Estaba bien, de cualquier modo no quería que Sunoo estuviera cerca de tanta negatividad, menos cuando su familia era cálida.

—¡oh! Mamá, mis clases de mañana se cancelaron, mis profesores están enfermos.— Dijo la hermana de Sunoo en medio de la comida.

—¿todos?— Preguntó su padre.

—No todos, pero cuatro lo están.— Dijo ella mientras se llenaba la boca de comida. —Tengo dos amigos enfermos también...¿ustedes no tienen a nadie enfermo en su aula?

—A una amiga.— Respondió Niki ya que Sunoo no podía hablar. —El equipo de voleibol también se enfermó y un par de maestros.

—¿Será un virus?— Preguntó la madre con una mirada preocupada. —Deberían cancelar las clases por seguridad.

—En las noticias no dijeron nada.— Dijo el padre casi sin interés. —Debe ser solo gripe, ya sabes, siempre hay temporadas donde todos se enferman. Tendrán que mejorar el sistema inmune.

—Tomarán vitaminas.— Sentenció la madre poniéndose de pie y buscando en los cajones, ella tenía centenares de vitaminas de todo tipo, y Niki sabía la razón, sus dos hijos eran un par de enfermizos.

—¿vitaminas?— Preguntaron Sunoo y su hermana con muecas incomodas. —Saben horribles.— Concluyó Sunoo. —Pensé que se habían ido todas cuando lanzamos la bolsa a...Cuando perdimos la bolsa de vitaminas...

La mujer hizo una mueca molesta y Niki cubrió sus labios para no burlarse en voz alta. La mirada de la mayor cayó en él.

—Tú también las tomarás, Niki.— Ah...no debió moverse.